La gran fiesta sin invitación al anfitrión

Hola, muy buena semana a todos. Ya vine de donde andaba, por carga de trabajo nos ausentamos un breve espacio de tiempo, pero bueno estamos de regreso, tal vez no sea posible escribir tan frecuentemente, asumimos compromiso en dos proyectos de tiempo completo, sin embargo procuraremos al menos escribir una vez por semana.

Los anuncios de la fiesta se hicieron hace mucho tiempo, muchos contratos se han firmado, tenemos rondas, futuras migraciones y diversos proyectos en puerta, no sólo hablamos de hidrocarburos, tenemos muchos invitados más, están los amigos del gas, de la electricidad, energías renovables, entre otros. Bajo esa tesitura debemos analizar y reflexionar algunos puntos clave, vitales para el correcto desempeño de actividades por parte de los invitados, sean iniciativa privada, gobierno, medio gobierno y medio particular, empresas productivas y demás entes y organismos.

Entendemos que la fiesta la organiza la Federación, pero una de las sedes es nuestra casa, nuestro estado. Partiendo de un principio básico armónico que rige las relaciones humanas debemos asumir que el respeto debe ser elemental, precisamente para llevar la fiesta en paz, sabemos que en las fiestas convergen invitados que perse conllevan una historia, intereses, grupos, caracteres, sentimientos, pensamientos e ideologías sui generis, siendo entonces necesario, invocar otro principio, el de igualdad, quien puede invitar a equidad, así mismo no debemos dejar fuera a publicidad, representatividad y transparencia, no olvidemos que una fiesta debe organizarse con inteligencia, tanto anfitrión como organizados deben cuidar el detalle, -ahí está el diablo dicen muchos-, otros dicen que la forma es fondo.

Existen temas particulares que requieren ciencia, pero sobre todo experiencia, donde sólo el nativo es docto. Me refiero en particular a los tópicos de impacto social y ambiental, temas sensibles.

Consciente de lo polémico y debatible que resulta el tema en materia constitucional, invito a reflexionar, si somos una Federación, conformada por estados autónomos, quienes por voluntad propia decidimos unirnos, además de todo, soberanos en nuestro régimen interior, como lo reza el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por cierto su nombre hace referencia a lo citado, -sin duda nuestra concepción es similar a la del vecino de arriba, como muchas cosas más, limitados ciertamente por muchas disposiciones del mismo ordenamiento y por la máxima de no contravenir el pacto federal, se entiende por el 125 CPEUM que todo aquello que no esté expresamente atribuido a la Federación es competencia de los estados, resulta cierto que estamos obligados a velar y participar en numerosas actividades.

Es claro que tenemos competencia. Debemos proteger nuestra entidad, el territorio, nuestra gente, las comunidades, sus costumbres, nuestro ecosistema, la flora y la fauna, tenemos interés legítimo, facultades expresas, salvaguardar lo nuestro no es opción, es obligación. Los convenios y tratados internacionales consagran derechos innatos al hombre, intrínsecamente válidos, antes llamados derechos humanos, garantías individuales ahora fundamentales, se tienen que vigilar y hacer cumplir, están por encima de todo, los derechos indígenas, a la vida, trato digno, vivienda, el cambio climático, el calentamiento global, el ambiente sano, el respeto a la naturaleza y los animales, a nuestra madre tierra. Contamos con una Constitución propia y con historia milenaria, con inteligencia, suficiencia y capacidad para autogobernarnos.

No podemos seguir siendo una región olvidada, de materia prima, productiva, extractiva, donde la percepción foránea siga dominando la realidad. Somos más que eso, somos Tabasco: más de 2 millones 395 mil 272 personas, contamos con 17 municipios, 14 de ellos con actividad petrolera, con varios primeros lugares en cuanto recursos, habitan la entidad tres -3- pueblos indígenas representados por chontales, choles y zoques y 33% del agua superficial del país pasa los ríos Grijalva y Usumacinta. Contamos con servidores y profesionales capaces de participar activamente en los intereses del país, principalmente en los de nuestra gente. Ahora no podemos negar acciones reprobables y retrógradas, injustificadas tal vez, pero consecuencia del trato y abandono, como entidad usada y explotada, especialmente mal educada. Hablar del pasado, del hubiese y hubiera es importante, es historia, herramienta básica de la ciencia, conocimiento puro que debe ser aprovechado y canalizado positivamente para esta gran fiesta.

Ahora lo más importante es cambiar la mentalidad, ese chip viejo y demostrar civilidad, cordura, educación y otra vez, RESPETO. Debemos tratar cómo queremos ser tratados, cero violencia, cero amenazas, mejor propuestas, ideas, acciones y resultados.

La reforma puede ser una gran fiesta, sentémonos en la mesa, Federación, Estado y Municipios, -parte de la competencia comentada, pilar de la nación, el 115 los hace invitados-. Solicitemos invitación, fundada, firme y cortésmente pidamos a la autoridades organizadoras nos den voz y voto, -el 119 de la Ley de Hidrocarburos señala: “Previo al otorgamiento de una asignación, o de la publicación de una convocatoria para la licitación de un contrato para la exploración y extracción, la Secretaría de Energía, en coordinación con la Secretaría de Gobernación y demás dependencias y entidades competentes, realizará un estudio de impacto social respecto del área objeto de la asignación o el contrato”-, que nos permitan participar en las elaboración de la normativa, metodologías, los planes y proyectos. Debemos estar conscientes los contratos y proyectos impactaran nuestra gente y nuestra tierra, cualquier norma, estudios, evaluación y su resolución deben contar con el apoyo de nuestra entidad que es la conocedora del territorio y la problemática.

Que quede claro, somos una Federación, por la unión. Sólo seremos una verdadera fuerza, importante y RESPETADA por las demás naciones, cuando nosotros mismo empecemos a predicar con el ejemplo, sentándonos en la mesa, codo con codo, con cada invitado, invitando a quienes creemos no deben asistir por pensar o sentir diferente. Por eso se llama democracia, es el gobierno del pueblo, representado y por mayoría.

Sólo siendo representativos ganaremos el respeto global, para después México como nación, se siente codo con codo con las grandes potencias, ese día llegara sólo si, y sólo si, decidimos cambiar y empezar a comportarnos como una verdadera República federal, democrática y representativa.

Amen…

Ánimo y mucha energía!!!

Erik Manuel Priego Brito

Socio Fundador