Reforma Educativa. 2do. Piso de la 4ta. Transformación
31/07/2024
Históricamente, el sistema educativo ha sido un instrumento del Estado para preparar a los trabajadores de las fábricas.
Lo que entendemos por sistema educativo históricamente ha sido un instrumento del Estado diseñado para preparar a quienes trabajarían en las fábricas, es decir, para otros; esos otros son los dueños de esas fábricas que nacieron a partir de una idea, combinada con persistencia y por supuesto, conocimiento. Prueba, ensayo y error, y más persistencia para soportar el paso de años hasta consolidar -en algunos casos- grandes empresas o industrias que producen/fabrican gran parte de lo que consumimos en todo el mundo.
Esta manera de concebir un modelo educativo data fundamentalmente de la revolución industrial, en donde la necesidad de la incipiente industria determinaba las necesidades a satisfacer para esa industria, es decir, leer, escribir, algo de matemáticas y “hacer cuentas”, una visión que podríamos describir como pragmática.
Se trataba de enseñar a trabajar para eventualmente hacer realidad las ideas de otros; hoy en nuestro país poco énfasis se ha puesto en el asunto, como antaño seguimos siendo pragmáticos, siempre utilitarios, pero además trasnochados y bastante atrasados. Seguimos enseñando lo mismo, pocas veces se busca impulsar o inspirar la creación de nueva industria o de emprendimientos distintos que se enfoquen en algo nuevo.
Este enfoque pragmático de la educación se enfatiza aun hoy en día, porque la necesidad del conocimiento como medio de crecimiento y desarrollo del ser humano quedó rezagado ante la necesidad de cada mexicano de llevar sustento diario a casa y poner alimentos en la mesa de su familia; bajo esa tesitura difícilmente creceremos al ritmo que el país necesita ante los retos globales que está experimentando. Por supuesto que es innegable que existan algunas cuantas “luces” en el asunto, sin embargo, hablamos de otra arista.
De lo que se trata es que equilibremos esta “balanza imaginaria” entre un porcentaje tan alto de mano de obra y logremos desarrollar en el estudiante mexicano una visión creadora y emprendedora, que impulse desarrollo local, regional y nacional, que produzca riqueza y genere empleos.
Estos aspectos de "justicia social" no solo son aristas de una política pública congruente con el fin del Estado, sino que idealmente debe ser convicción personal de cada mexicano comprometido con el crecimiento y desarrollo del país, así como de su semejante. Lo que la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo ha llamado prosperidad compartida, y que forma parte de su visión sobre lo que será su administración en esta vía hacia el segundo piso de la cuarta transformación de la vida pública del país.
Cito textual: “ Se alcanzaron reformas constitucionales que establecen la obligatoriedad de toda la educación, reconocen el papel del magisterio como sujeto fundamental del proceso educativo y de la transformación social, y se eleva a rango constitucional el derecho a un sistema integral de formación, capacitación y actualización.”
“… este gobierno amplió la cobertura de educación superior con la creación de 145 Universidades para el Bienestar Benito Juárez, que atienden a 45 mil estudiantes; se crearon 10 Universidades Interculturales y reconversión de 4 universidades del subsistema tecnológico al enfoque intercultural (demanda histórica de los pueblos originarios); se crearon 9 universidades en el subsistema tecnológico y 2 en el de escuelas normales y formación docente. En el subsistema tecnológico, se implementaron nuevos programas educativos: semiconductores, litio, energías renovables, etc., dentro del marco de los proyectos del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, Tren Maya y Plan Sonora, para impulsar el empleo, el crecimiento de las empresas nacionales y la relocalización de empresas extranjeras.”
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que publica el INEGI el porcentaje de personas con título universitario ha aumentado; sin embargo, vivimos en un país y particularmente un estado donde no se crean empleos o al menos no los suficientes, y es el sector público el que termina absorbiendo a esos profesionistas, muchos de ellos ubicados laboralmente en actividades no relacionadas con su área de conocimiento. Peor aún, según INEGI el 58% de los mexicanos con una licenciatura trabajan en ocupaciones para las que no se necesita un título universitario; 24% gana menos de lo que ganaba hace 15 años una persona con licenciatura; y 11% de personas con una licenciatura viven en pobreza.
Es a Aaron Levenstein, un profesor de administración de empresas -ya fallecido- del Baruch College de la City University of New York, a quien se atribuye la frase "las estadísticas son como las minifaldas, porque sugieren mucho pero enseñan poco". No se sabe la ocasión precisa en que lo dijo, pero la frase expone una verdad indiscutible; y, es que las estadísticas pueden ilustrar una parte de un problema que pretendemos estudiar u observar, pero se queda corta cuando de entender un panorama completo se trata. Dicho sea de paso, por eso todo aquel argumento que se basa en un solo dato estadístico proporciona -en el mejor de los casos- una idea general de una situación particular, pero para nada explica los detalles necesarios para una comprensión mayor y más completa del fenómeno o problema que se pretende abordar.
¿Desechamos los números entonces? Por supuesto que no; son útiles, pero no únicos ni determinantes para explicar todas las aristas que impactan un asunto de índole social.
Esto no es privativo de una sola disciplina, sino de todas. Nuestro mercado laboral es incapaz de absorber a todos los que egresan semestre con semestre y año con año. Necesidad hay, por supuesto y es marcada, pero no los espacios creados para absorber a todos y todas. Fue mucho lo que se dejó de hacer durante el periodo neoliberal, hoy hay mayor conciencia de ello. Los datos no mienten y un sexenio no es suficiente para revertir daños; sin embargo, estamos en el camino correcto y con la hoja de ruta para transformar la realidad. (Docente y profesor universitario)
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