Juan José Arreola, de la oralidad a la escritura
19/02/2020
La oralidad es un medio de comunicación, el cual nos ayuda a recopilar acontecimientos históricos. Es además una herramienta que nos sirve para saber de dónde venimos.
Los abuelos eran expertos en la oralidad. Compartían sus vivencias, anécdotas, e incluso hilaban palabras para hacer su propia magia y mantener la atención de los oyentes.
No importaba el tiempo, si era de noche o de día, el lugar, igual pasaba a un segundo término. Así era en los pueblos. Era una memoria colectiva que hermanaba e hilaba pensamientos y proximidad humana.
Pero, ¿cómo seguir conservándola y ganar adeptos? La lectura en voz alta podría ser un arma fantástica.
Entonar cada una de las palabras que nos ayuden a imaginar y luego comentarlas en algunos círculos.
Debemos seguir platicando, conversando, dejar lo virtual para estar cara a cara con la persona.
Tenemos que preparar también el oído, saber descodificar para entender lo que nos dicen. Se dice que la oralidad estuvo presente como materia obligatoria en los centros de enseñanza maya, azteca e inca, así como también en otros pueblos que contaban con una organización sociocultural planificada.
Uno de los autores que se caracteriza por haber practicado la oralidad y luego llevarla a la escritura fue Juan José Arreola.
El autor de “Arreola en voz alta”, donde reúnen casi una treintena de entrevistas compiladas por uno de sus discípulos, Efrén Rodríguez, quien señala que este libro es para los lectores que deseen participar y gozar de esta inigualable fiesta del lenguaje y la memoria.
Como sabemos sus conocimientos los debe a su calidad de autodidacta, tanto así que, quienes lo conocieron, decían que había aprendido a leer de oídas.
Al referirse al sentido de la oralidad, el mismo Arreola decía que “las palabras bien acomodadas crean nuevas obligaciones y producen una significación mayor que la que tienen aisladamente”.
El académico Pablo Brescia, durante el conversatorio “A 100 años de Juan José Arreola”, en el que habló de la importancia del autor jalisciense en la literatura latinoamericana del siglo XX.
Apuntó que “me parece que es importante tener memoria de esa gente que realmente ama la literatura, en este caso Juan José Arreola, y que ayuda a los demás a lograr las metas que se propone”.
Como ejemplo de la oralidad, leer a Juan José Arreola representa retomar el hilo del habla, llegar a la intimidad de los sonidos que van musicalizándose hasta escuchar esa voz, la voz del maestro que nos dejó sus libros La feria o Confabulario.
Hoy se necesita hablar un solo lenguaje para ser aceptado en un grupo. Los códigos son impuestos y descifrados por los jóvenes.
Es otra cultura, la del silencio, la de la mirada perdida, donde la imaginación es casi limitada.
Muy lejana quedó la palabra para registrar y salvaguardar la historia. Aunque a pesar de las nuevas tecnologías que combaten la oralidad, nos dicen los expertos que todavía sobrevive y persiste.
Son los ancianos y ancianas en quienes descansa la experiencia y la memoria, muchas veces presencial de los acontecimientos narrados.
Pero también están, como ya mencionaba, los libros…
PARÉNTESIS
El artista visual, diseñador gráfico y fotógrafo, Misael Sámano Vargas, fue seleccionado en Mérida, Yucatán, por el Fondo Municipal para las Artes Visuales, y junto a su colega Israel Brito darán este año un Diplomado de Narrativa y Producción Fotográfica Contemporánea, el cual se impartirá en aquella capital en Emergente Studio. (kundera_w@hotmail.com)
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