IX Cumbre, foro ideal de unión y cooperación

Los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas

Del 6 al 10 de junio próximo tendrá lugar en los Ángeles, California, la IX Cumbre de las Américas.

Excelente oportunidad en la que se reúnen los jefes de Estado y de gobierno de los países de América para tratar temas diplomáticos y comerciales de importancia a nivel continental, acontecimiento que se viene realizando desde 1994.

Inicialmente, uno de los objetivos fundamentales de dicha reunión fue reorganizar las relaciones Interamericanas adaptando las discusiones y los procedimientos a las nuevas condiciones políticas, económicas y sociales del mundo y de la región.

Los Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, arquitectos de este nuevo sistema, decidieron reunirse periódicamente con el objeto de definir preceptos fundamentales de la nueva agenda hemisférica, caracterizándose la nueva era de relaciones por la revitalización del multilateralismo que actúa como catalizador en la modernización de las numerosas instituciones del sistema interamericano, incluyendo el foro político principal como es la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Recordemos que en la Primera Cumbre de las Américas, celebrada en Miami, del 9 al 11 de diciembre de 1994, se redactó una Declaración de Principios y un Plan de Acción que fueron firmados por los 34 Jefes de Estado y de Gobiernos participantes.

Queda claro, en ese sentido, que la Cumbre de las Américas es un foro que, bien aprovechado, debe verse no como una ocasión para el lucimiento personal de quienes como titulares de un gobierno o como representantes de una nación asistan, sino como esa gran oportunidad de estrechar relaciones y construir acuerdos que beneficien a los países participantes.

Pero esta vez, parecería que a la cada vez más cercana Cumbre se le está arrinconando a un punto, donde la presencia de los señores Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua) y Miguel Díaz Canel (Cuba) es necesarísima para su realización a grado tal que algunos, tal vez en forma ilusa se atreven a juntar el agua y el aceite al colocar al presidente Andrés Manuel López Obrador como alguien que los defiende y está de parte de ellos.

Pero veamos, para empezar el Jefe de Estado mexicano dista mucho de ser igual o parecido a los ya nombrados.

Como ejemplo, podemos citar que en el lapso transcurrido de su gobierno, en México no hay alguien que pueda decirse haya sido encarcelado bajo el título de preso político y eso sin duda alguna, ya es ganancia.

Situación que no se puede decir respecto de los gobiernos de Maduro, Ortega y Díaz Canel, a quienes como ha sido expuesto muchas veces a la luz pública, una parte de la sociedad venezolana, nicaragüense y cubana no cesa de llamarlos dictadores y de ello, son aquellos, sus propios conciudadanos los que saben mejor como está el fondo de la olla.

Entonces déjeme decirle lector querido que resulta hasta cierto punto perverso querer subir al ring al Presidente AMLO para colocarlo en una situación de enfrentamiento con el gobierno de Estados Unidos en vísperas de esta Novena Cumbre de las Américas.

Hay quienes, haciendo a un lado y pasando por alto el esfuerzo del tabasqueño, quien ha sido muy pero muy cuidadoso en explicar cómo debe verse la relación entre México y Estados Unidos, --sin soslayar que a ambos países los une una franja fronteriza de 3.000 kilómetros— parecieran estar dispuestos a incentivar la confrontación con el país del Norte.

Hay que observar la parte esencial del discurso del Presidente López Obrador –en torno a ese encuentro de Las Américas--  sobre todo cuando insiste en que lo más importante debe ser que, por encima de las diferencias prevalezca la unidad, unidad que debe ir acompañada desde luego del agotamiento de la vía del diálogo, herramientas cuya utilidad siempre ha sido reconocida por muchos para traer en buena medida prosperidad y progreso a nuestra nación y a los países vecinos.

(altar_mayor@yahoo.com.mx)