Jean Franco, crítica cultural feminista
Inteligente, sencilla y con sentido del humor, Jean Franco (1924-2022) nos legó una amplia obra de crítica literaria
Inteligente, sencilla y con sentido del humor, Jean Franco (1924-2022) nos legó una amplia obra de crítica literaria y cultural que contribuyó al mejor conocimiento de la cultura y las realidades de América Latina en la academia anglosajona y latinoamericana. Sus ensayos sobre literatura, desde Vallejo hasta Eltit, sobre los debates feministas y las limitaciones impuestas a las mujeres por el patriarcado, el Vaticano y el neocapitalismo, sobre la violencia y la crueldad contra poblaciones indígenas y mujeres, dan cuenta de un profundo compromiso político y de una gran lucidez intelectual.
Nacida en Inglaterra en una familia de pequeños comerciantes, Jean Franco estudió historia pero vio obstaculizada su carrera por el sectarismo “masculinista” de sus colegas. La vida y su interés por el mundo la llevaron a Guatemala, donde vivió antes y durante el golpe militar de 1954 contra el gobierno de Árbenz. Salió entonces para México, donde se vinculó con la poeta Alaíde Foppa y se acercó a la literatura mexicana. A partir de estas experiencias, ya de vuelta en Inglaterra, estudió literatura y fue la primera profesora de literatura latinoamericana en ese país. A partir de entonces, a lo largo de su carrera ahí y en Estados Unidos, fue también pionera de los estudios feministas y de los estudios culturales, centrados en América Latina, sin perder de vista el resto del mundo, en particular los vaivenes del sistema capitalista y sus impactos en nuestra región.
Si en sus inicios, Franco fue reconocida por su Historia de la Literatura Latinoamericana, fue ampliando y renovando sus intereses y su visión crítica. Gran conocedora de la literatura y de la cultura popular mexicanas, desde el “boom” hasta el “romance” y la telenovela, Franco propuso en libros como “Las conspiradoras” y en otros ensayos, una lectura donde “la lucha por el poder de la interpretación”, se relaciona con la condición de las mujeres y su representación por otros y por sí mismas, con el contexto social y el proyecto de nación (posrevolucionario) hegemónico ante los cuales, en distintos grados, las obras de las escritoras pueden leerse como voces disonantes o visiones alternativas.
Entre sus muchos libros memorables, destaca en español “Ensayos impertinentes”, donde Marta Lamas compiló algunos de sus textos sobre feminismo, cultura y política. De orientación marxista, testigo de los efectos del imperialismo estadounidense y del autoritarismo latinoamericano, Franco fue una crítica aguda de la política de opresión y explotación económica y social que se impuso en América Latina en el siglo XX, mediante una violencia brutal, especialmente cruenta contra las poblaciones indígenas. Se acercó a las terribles realidades de la represión dictatorial en el Cono Sur y documentó la barbarie que destruyó a comunidades indígenas en Guatemala y Perú, desde una perspectiva feminista crítica.
En su ensayo“ Matar sacerdotes, monjas, mujeres y niños” explicó cómo con estos actos desaparecieron “todos los espacios de inmunidad” (la familia, la iglesia) en Centroamérica, en “La violación, arma de guerra”, destacó la función política, genocida, de la violencia sexual sistemática contra mujeres y niñas que, acompañada de una crueldad indecible, desataron contra niñas y mujeres los militares guatemaltecos en los años 80 y militares y agentes de Sendero Luminoso en Perú en los 80 y 90. Su advertencia de que “La impunidad del ejército y de otros sólo se romperá cuando la población en general acepte que la violación es un crimen contra la humanidad y decida llevar a los responsables ante los tribunales” resuena sin duda hoy en este México militarizado.
Lúcida y sensible, Jean Franco reconoció la importancia de la resistencia política de las mujeres, tanto en las Madres de Plaza de Mayo como en las mujeres zapatista que defendían no solo la autonomía de sus comunidades sino también la suya. Abierta al diálogo, trazó su propia postura dentro del feminismo y mantuvo una conversación constante con estudiosas, artistas, feministas e intelectuales latinoamericanos.
Sus libros, como ella, invitan a la reflexión y al diálogo.