ESCALA CRÍTICA
Romo Garza pone nervioso al gabinete; no descarta más despidos y recortes
*Analizan pasar de la austeridad republicana” a la “pobreza franciscana”
*Dilema: hacer ahorros, financiar programas, no frenar la economía
*Una cuenca lechera en el sureste; posible diversificar la producción
LA CUESTIÓN central es la economía; la generación de riqueza y su justa distribución. Hay quienes se quedan sólo en la primera parte de esta ecuación, no importándoles que a mayor riqueza de pocos más pobreza de muchos. Quienes comprenden la paz y la seguridad a largo plazo buscan cumplir con un mejor reparto. No siquiera como un planteamiento de justicia, sino de necesidad. Todos los días surge un tema nuevo en la agenda nacional, pero lo fundamental , lo determinante, es atender la producción y el consumo.
El lunes reciente el Jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza –empresario también-, comentó ante los socios de la American Chamber México: “Créanle al presidente (Andrés Manuel López Obrador) que vamos a pasar de una austeridad republicana a una pobreza franciscana”. Hay que aclarar que se refería al propio gobierno, y no como destino para el país.
Vale decir que por lo menos un 30 por ciento de la población vive ya, desde hace décadas y quizá más, en un ambiente de carencias que van más allá de lo que podría entenderse como una pobreza por penitencia, la pobreza franciscana. Las estadísticas oficiales registran inclusive una categoría que para nuestra vergüenza como país se denomina “pobreza extrema”.
EL CINTURÓN Y LA CAMISA
DESDE hace ya varios meses López Obrador advirtió que si su gobierno tuviera que apretarse más el cinturón con tal de cumplir con los programas sociales pasaría de la “austeridad republicana” a una “pobreza franciscana”. Lo dijo en septiembre pasado al presentar el sistema de becas “Jóvenes emprendiendo el futuro”. Antes, en su peculiar estilo, afirmó que para hacer efectiva “la inversión para el desarrollo social más importante” –que incluye la pensión a adultos mayores- se requerirán 150 mil millones de pesos al año, recursos que saldrían del presupuesto. Y puntualizó: “Aunque nos quedemos sin camisa, porque va a haber austeridad en el gobierno, se van a liberar estos fondos”.
No debe extrañar lo dicho por Romo Garza ante la American Chamber; pero sí ha causado preocupación en el gabinete donde anticipan un mayor ajuste presupuestal en el gasto corriente y salarios. A la Cámara líder de la comunidad estadounidense de negocios en México, inversionistas activos y potenciales, el funcionario expuso que “en las últimas dos semanas nos han pedido más recortes”, dijo en relación a la posibilidad de quedarse con menos empleados públicos.
Reflexionó Romo : “el problema de recortar tanto es que yo veo las secretarías agobiadas, por eso las defiendo, porque les quitaron una gran parte del presupuesto y de la gente. Tenemos una inercia que no podemos cortar y no queremos paralizar, pero de que hay una determinación a no incurrir en un déficit fiscal, no tengan duda”.
Hay que hacerlo, agregó, “para bien o para mal. Ya veremos después cómo corregirlo…”
NO DEBILITAR AL ESTADO
EXISTE una percepción mayoritaria sobre la necesidad de hacer más eficiente al gobierno en todos sus órdenes –federal, estatal y municipal-, disminuir el precio y el peso de la burocracia, pero también con mejores resultados; lo que se debate es el ritmo y la profundidad de los cambios. Como bien reconoció Romo Garza: hay que evitar que el remedio provoque una parálisis. No parece haber diferencia en el diagnóstico, pero sí en el tratamiento recomendado.
Tiene que haber también una diferencia entre los recortes presupuestales del llamado “modelo neoliberal” –que golpeó ingresos y empleos, vendió activos del Estado-, con la “austeridad republicana” que se propone fortalecer la función pública.
En Tabasco se han vivido los dos procesos: por un lado la necesidad de recortar uno de los aparatos burocráticos más grandes del país en un estado que depende hasta ahora del presupuesto público, pero también padece los efectos de un freno en la economía por el desempleo –y la baja en recaudaciones- como resultado de la caída en la actividad petrolera.
Hay que cuidar que la austeridad en el gobierno no se transforme en mayor pobreza para la población. Los programas sociales tienen el objetivo de mejorar la calidad de vida, pero deben convertirse a corto plazo en inversión productiva. Es deseable que funcione la austeridad republicana; que no sea necesaria la pobreza franciscana o a la mexicana.
AL MARGEN
LA PRODUCCIÓN de lecha bovina en el país se concentra en Jalisco, Coahuila y Durango. Aunque esta actividad se realiza en las 32 entidades, Tabasco apenas tiene actualmente el equivalente poco menos del 5 por ciento de lo que obtienen los ganaderos de Jalisco, que ocupa el primer sitio en la República: en 2017 un total de 105 mil litros contra los 2 millones 300 mil de los jaliscienses.
En su reciente vista a la entidad, el presidente López Obrador anunció un proyecto especial para impulsar una cuenca lechera en la zona de Los Ríos. Dijo que se pretende aprovechar la vocación productiva en este recurso de Tabasco y Chiapas. Esta última entidad, también gobernada por Morena, obtiene actualmente cuatro veces más leche que Tabasco cuya producción fue afectada por las inundaciones del 2007 al 2010; aunque la actividad ganadera ya venía en picada por problemas de corrupción, mala organización y baja competitividad.
El gobernador Adán Augusto López tiene prevista el jueves en la capital del país una reunión con inversionistas para la actividad lechera. (vmsamano@hotmail.)