ESCALA CRÍTICA
Reforma energética y la tormenta perfecta: caída de la producción, desplome de inversión
*Factores externos como derrumbe de precios agravaron la situación
*Sin embargo, lo que se proponía la reforma es la privatización creciente
*Frenar la debacle petrolera, para iniciar la compleja recuperación
Víctor M. Sámano Labastida
DIVERSOS aspectos son los que aún se tienen que abordar sobre el reciente acto en Dos Bocas, Paraíso, durante la presentación del Plan Nacional de Refinación, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Le decía en mi anterior colaboración que el tema energético, en especial el petrolero, estará presente de manera permanente en la discusión pública nacional; pero de manera especial en la agenda tabasqueña.
Entre los variados señalamientos que hizo AMLO quisiera hoy destacar uno. Afirmó: “De esto no se habla mucho, porque se pensaba que iba a ser la panacea la Reforma Energética. Se dedicaron a aplaudir, porque iba a llegar la dolariza y nos iba a salvar la apertura del sector energético”.
DESESTATIZACIÓN, DESESTABILIZACIÓN
COMO USTED sabe, en el año 2008 durante el gobierno de Felipe Calderón –del Partido Acción Nacional- fue aprobada una “reforma energética”, aprobada en una sesión en la que el recinto de la votación estuvo resguardado por más de cien policías federales encabezados por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Fue aprobada por las bancadas de PAN, PRI, Verde Ecologista y una mayoría del grupo parlamentario del PRD.
En contra votaron entonces cuatro senadores perredistas –Ricardo Monreal, Yeidckol Polevnsky, Salomón Jara y Rosalinda López–, y dos del PT –Rosario Ibarra y Francisco Javier Obregón. Parcialmente se opusieron tres legisladores de Convergencia: Dante Delgado, Gabino Cué y Luis Maldonado. La mayoría de la Cámara de diputados también respaldó la iniciativa de Calderón que básicamente modificó la leyes reglamentarias para que Pemex contratara servicios de empresas privadas. Sólo hubo un “candado”: no se podía invertir ni compartir la renta petrolera en áreas de exploración y producción. Los partidarios de la privatización –o des estatización-, argumentaron que se necesitaba una reforma de “mayor calado” para sacar adelante a Pemex y la industria petrolera. Sus deseos fueron cumplidos en con Enrique Peña Nieto, en diciembre de 2013, cuando una mayoría del PRI, PAN, Partido Verde y Nueva Alianza aprobó una nueva reforma energética.
Con la reforma petrolera de Peña Nieto, recordó AMLO el domingo, se aseguró que no sólo se estarían extrayendo por esta fechas hasta tres millones de barriles diarios, sino que tendríamos cuantiosas inversiones extranjeras. Retomó un dato que había mencionado en su toma de posesión: “Hasta ahora, a cuatro años de que se aprobó la Reforma Energética, sólo llegaron de inversión el equivalente al 2.5 por ciento de la incipiente inversión de Pemex. Ni siquiera el tres por ciento de lo poco que invirtió Pemex en cuatro años”.
EL SHOCK PETROLERO
LOS DEFENSORES de la citada reforma aseguran que las “bondades” de la iniciativa de Peña Nieto no se lograron porque hubo un colapso en el mercado internacional: el precio del petróleo cayó hasta un precio de 22 dólares por barril en enero de 2016. En aquellas fechas todavía se estaban extrayendo 2 millones 154 mil barriles diarios…pero la industria estaba sostenida por alfileres. De esta forma, llegamos a la fecha con una extracción de un millón 800 mil barriles diarios. El nivel más bajo en casi 40 años (Excelsior, 23/01/2018).
Se puede hablar de la “tormenta perfecta”: un precio en picada –apenas hay una ligera recuperación-, una extracción restringida, y una disminución en la actividad de Pemex. Hay factores externos, cierto, pero al igual que la conclusión adelantada referida por la multiplicación de pobres con el modelo neoliberal: no es que haya fracasado, esos resultados eran su objetivo. En el caso del petróleo, eliminar totalmente la participación del Estado.
Dijo AMLO: “se dejó de invertir en la explotación de petróleo. Se dejó de perforar pozos en tierra, en plataforma. Siendo benévolos, a lo mejor los técnicos, no quiero usar ningún adjetivo, pensaban que iba a llegar la inversión extranjera, de que ya no iba a hacer falta la inversión pública”.
Los diagnósticos pueden variar, pero los resultados están a la vista. México pasa por un periodo de shock en su dependencia petrolera. ¿Será posible encaminarse a una independencia petrolera?, ¿a un esquema de soberanía energética? En el marco de las actuales reglas para el petróleo, el sector público debe asumir la iniciativa, pero también los empresarios mexicanos tienen la palabra.
AL MARGEN
OCTAVIO Romero, ya como director de Pemex, encabezó ayer lunes su primera reunión de trabajo en Ciudad del Carmen, Campeche, como parte –se indicó- del traslado gradual de la Dirección general es esa ciudad. Como se sabe, la cabeza del sector que es la Secretaría de Energía, con Rocío Nahle, se ubicará en Tabasco. El sábado próximo el presidente López Obrador estará en aquella localidad campechana para dar a conocer “todo el plan de producción petrolera”.
OFICIALMENTE se había dicho que el domingo se colocaría la primera piedra de la nueva refinería. Me parece que es más correcto hablar de la primera piedra del Plan Nacional de Refinación, para evitar confusiones.
CIERTO, muy cierto. El domingo reciente los hoteles, restaurantes y centros diversos de servicio en Paraíso no se daban abasto para atender la demanda de quienes acudieron al evento de Petróleos Mexicanos. Nos comentan que fue tal el movimiento en la economía que mostró las ventajas de este nuevo auge que se anuncia, pero también las limitaciones que deben atenderse con prontitud y eficacia. (vmsamano@hotmail.com)