LA OREJA DE MICO
La crónica de un viaje -de dos días- a Acapulco
Las agujas del reloj marcaban las 11pm, transitábamos por el maxitúnel para entrar a la zona de desastre, Acapulco; la presencia de la Guardia Nacional era notoria, no para amedrentar -como argumentan algunos-, sino para apoyar. Al pasar delante de ellos nunca hubo un cuestionamiento sobre nuestra visita, y mucho menos sobre los víveres que transportábamos; los oficiales solo observaban a los lejos.
"Cualquier persona puede traer víveres" refirió el oficial de la GN, "todos los que quieran ayudar son bienvenidos", acotó. "Apenas -este domingo- quedaron libres los caminos", aseveró su otro compañero.
Al pasar el túnel, este tecleador recordó la inundación en Tabasco -aquella del 2007-, sin embargo, esto es muy diferente, todo está destruido, cientos de árboles, láminas y escombros tirados por las calles. El calor, la inseguridad, la basura y los mosquitos (que pronto derivaran en enfermedades) son los principales enemigos a combatir, el tiempo apremia.
A la mañana siguiente, al caminar por la costera, una mujer profesionista, abogada -para ser precisos-, nos aborda, "gracias por venir, pero no deberían estar aquí, en está área; vayan a las comunidades, a Caleta, allí es donde se vive el caos, aquí si hay militares y algunas luces, allá no hay nada; hace un momento vi a León Krauze y le insistí en que hiciera lo mismo", añadió.
¡Tenia razón! en las comunidades hay poca comida, no hay luz, y es casi nula la presencia militar, es gracias a la solidaridad de los vecinos que se comparten los víveres que van trayendo de los puestos de control (ubicados en la costera) que hay alimento para las familias.
En contraste, un plato de guisado, con un vaso de agua para cinco personas, costó más de mil pesos. Apenas va una semana del día cero, vienen días complicados.
. "Los acapulqueños estamos acostumbrados a los huracanes, por eso nos confiamos, seguido nos golpeaban -de categoría 1-, pero este de categoría 5, nunca lo esperamos, en tan solo horas se volvió muy poderoso", añade un hombre -de aproximadamente 32 años-.
Al igual que en el caso Ayotzinapa que tanto afecto el sexenio de Peña Nieto, la culpa no fue del Gobierno Federal, sino del Municipal (Iguala) y Estatal (Guerrero); en opinión de este tecleador la gente, las y los acapulqueños le mantienen un fuerte afecto al Presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, es la desatención de los gobiernos locales lo que podría revertir ese efecto.
El tic-tac del reloj sigue avanzando, esperemos en los próximos días las cosas vayan mejorando.