Elogio de los parques: democracia, estética y recreación

Elogio de los parques: democracia, estética y recreación

“Las palomas que van a dormir a los parques ya no hablan conmigo”. Silvio Rodríguez

Tarde sabatina en algún parque de México. Son las 5 de la tarde y la luz del sol comienza a difuminarse entre los árboles. El ánimo de los niños no decae, mientras algunos padres piden esquina. El cansancio adulto no obstaculiza el sencillo placer de la convivencia en espacios verdes, entre columpios, camas elásticas, carritos y bancas codiciadas. La medalla de oro –por su rendimiento y bajo costo- se la llevan las burbujas y los globos, que hacen las delicias de los más pequeños, aquellos que tienen por profesión la alegría de los gestos, sin problemas. Ya crecerán. Pero por hoy, nada como una tarde juguetona en el parque.    

Los parques de cualquier ciudad encierran juegos, miradas, sonrisas, palabras, que se acumulan y multiplican en fin de semana, como oasis que resultará en fotos para el recuerdo o –si no alcanza el dinero- en los atesorados recuerdos de los protagonistas.

Un parque concurrido es abigarrado archivo mental: la primera pelota, el primer avioncito, la primera caída, el primer regaño, la primera naranja con chile, la primera bolsita de coco con limón, la primera vuelta en triciclo. Para los niños, el espacio público de los parques significa estrenar sensaciones.

Atrevimientos que los padres primero sufren y después premian. Ya llegarán la primera bicicleta, los amigos y la posibilidad del primer beso.

Algunos parques de México son espacios públicos de primer mundo: conjugan democracia, estética y recreación. De entre las ciudades caóticas y no pocas veces problemáticas, los parques surgen como lugares habitables y cálidamente humanos. La inhumanidad de las grandes ciudades en muchos casos se anestesia y se olvida en los parques. ¿Por qué la ciudad entera no es un parque? Sin ánimo para entrar en polémicas estructurales de la modernidad, lo cierto que es que la dignidad citadina pasa por la sombra de los parques: pláticas y libros, risas y picnic, lazos de la vida familiar y social.

Y quien no haya visitado los parques, que arroje la primera piedra. Seguiremos…