OPINIÓN

El oro de Tabasco se va al mar
21/03/2025

El agua es vida porque la vida se originó en el agua. Es entonces esencial para la vida y para el sostenimiento de la misma.

El agua es vida porque la vida se originó en el agua. Es entonces esencial para la vida y para el sostenimiento de la misma.

Es el principal componente de nuestro cuerpo ya que el setenta por ciento de nuestro peso es debido al agua.

Un ser humano puede vivir hasta cincuenta días sin probar alimentos sólidos, pero sin agua sólo seis días.

Pero en el caso específico del ser humano, el agua requiere determinadas características: No debe estar contaminada por organismos perjudiciales para la salud, no debe tener compuestos químicos dañinos o potencialmente peligrosos para nuestro organismo.

Por lo anterior, es comprensible que el agua, en especial la conocida cómo agua dulce represente un recurso natural inestimable para los países que pueden disponer de ella. Sólo hay que recordar cómo viven los pueblos de los desiertos para valorar tan preciado líquido.

Sin embargo, el agua dulce, la que requiere el ser humano, es cómo todos los recursos naturales, finito, se puede acabar, de hecho, se está acabando, pero no porque la estemos utilizando para la vida sino porque este precioso líquido lo estamos utilizando para enfriar reactores nucleares, en la extracción de crudo en los pozos petroleros, en la industria minera, en el reciclado de papel, derivados de plásticos, etc. etc y con estas acciones la dejamos inservible como elemento natural para preservar la vida.

México es un país que de manera natural dispone de lagunas, lagos y ríos y muy especialmente Tabasco. En nuestro estado se encuentra una tercera parte de toda el agua dulce disponible en nuestra nación. Pero se va al mar, sin tratamiento, sin haber dejado ninguna utilidad ni económica ni práctica en cada hogar tabasqueño. Las familias que viven en la rivera de los ramales de ríos en Tabasco ven pasar millones de litros ante sus ojos, día y noche, pero si quieren tomar un vaso de agua pura, indispensable para su organismo, deberán pagar más de treinta pesos por un garrafón de veinte litros.

Los tabasqueños no disponemos de agua limpia, cristalina, útil ya no digamos para mantener limpio el cuerpo, sino para lo esencial, para beber y mantener la vida.

El agua es el tesoro, el oro cristalino del futuro cercano, los pueblos pelearán por el y Tabasco lo tira al mar -Un tercio del agua del país- lo tiramos al mar, tan alegre como tontamente y además, en el colmo de la ignorancia e inconsciencia, vertimos sobre el precioso líquido aguas negras, contaminando así los ríos y lagunas que dan vida y belleza a este rincón de nuestra nación cada vez más irónicamente le llamamos Edén.

No preguntemos entonces por qué los problemas de salud de los habitantes, el incremento de casos de cancer y tumores malignos, la muerte de especies silvestres de animales y plantas, manatíes, peces, tortugas, nadie se salva de la contaminación. ¡Vamos! hasta el pez diablo, especie que estaba desplazando a los peces nativos está desapareciendo. ¿Debido a que?... Al agua, agua que debía ser sólo oxígeno e hidrógeno, agua limpia y pura que debería preservar la vida.

En conclusión, nosotros y sólo nosotros somos los artífices de nuestro destino, tanto individual como familia, como estado y como nación. 

Si no empezamos a corregir el uso, destino y limpieza del agua que está a nuestra disposición, otros vendrán, la cuidarán, la limpiarán y nos la venderán a precio de oro...y lo vamos a tener que pagar porque simplemente sin agua morimos, pagaremos lo que nos digan por el agua... por nuestra agua.

Caso concreto: En Bolivia, una de las primeras acciones del presidente Evo Morales fue la de expropiar el agua que compañías extrajeras se habían apropiado de ella, la vendían poniendo el precio que quisieran y cómo la gente sin recursos económicos recogía el agua de lluvia con cubetas, estas compañías presionaron al anterior gobierno de Evo Morales ¡para que decretara que era delito recoger agua de lluvia! Imagínense hasta dónde pueden llegar las cosas. 

Antes que se le ocurra a Elon Musk invertir comprando a precio de risa toda el agua de Tabasco, almacenarla y enviarla a los emiratos árabes que nadan en petróleo y se mueren, apropiémonos de esta riqueza que nos dio la naturaleza, construyamos un acueducto hasta las regiones áridas de norte del país, si se construyó un tren maya, hagamos un acueducto que irrigue las tierras del bajío y del norte donde se mueren cientos de miles de reses de sed al año y se pierden miles de toneladas de granos y semillas, principalmente maíz, frijol, trigo y sorgo, pues dicho sea de paso, hace años que no somos autosuficientes en estas semillas.

Exploremos las tierras raras que traen las aguas después de deslavar las montañas del sureste, rescatemos esos nutrientes orgánicos y un próspero futuro estará garantizado.

Todo lo que hagamos por la conservación, cuidado y limpieza, del agua de Tabasco será en beneficio de las generaciones de jóvenes y niños, no nada más de Tabasco sino de todo México, el agua es nuestro patrimonio para toda la nación, es el legado que dejaremos para que la vida siga desarrollándose.

Hay expertos en el tema, locales, nacionales y extranjeros, todos pueden y deben aportar ideas, propuestas, proyectos, debemos oírlos atentamente, escucharlos y generar las iniciativas correspondientes para preservar el oro del futuro y garantizar con acciones, que Tabasco, siga siendo, sin ironía. Un Edén. 





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