Marcelo y el niño que llora, y una misteriosa historia
"El niño que llora" es una obra que denota una profunda tristeza...
¿Ha escuchado usted, alguna vez hablar de la obra del pintor italiano Bruno Amadio, bajo el nombre de Giovanni Bragolin, cuya obra es "El niño que llora"? pregunto lo anterior porque de repente vino a mi mente el dicho que pronunciamos cuando alguien quiere algo y no se atreve a pedirlo: "Niño que no llora, no mama". Lo anterior ante los constantes reclamos de Marcelo Ebrard a los responsables del proceso de elegir a quien coordinará los trabajos de la cuarta transformación en relevo de Andrés Manuel López Obrador.
"El niño que llora" es una obra que denota una profunda tristeza, cuya fama se dio por la década de los ochenta, fue acogida en todo el mundo con excelente aceptación en Inglaterra y en América Latina por los chilenos,
Lo que les voy a contar es algo que regularmente ocurre a las personas que siempre andamos pensando o preguntándonos cosas. Con eso de la inteligencia artificial, al recordar el niño que llora me pregunté como se vería una caricatura de Marcelo Ebrard reflejada en esta obra; esto, porque es la impresión que me provocan sus reclamos y su incumplimiento a las reglas que aceptó para ser parte de las encuestas en Morena.
Les aclaro, por nada del mundo me gustaría que la triste historia de esta pintura y el cuadro que nos ha pintado Marcelo con su actitud, llagaran a convertirse en un mal presagio; la historia de este lienzo que en sí forma parte de una colección de veintisiete cuadros, "Los niños que lloran", tiene varias versiones, también, que no todas la pinturas de esta colección corresponden al mismo pintor; sin embargo, lo que sí resulta inverosímil es la profunda tristeza que trasmiten los cuadros, obras que proyectan mucha pena y dolor. Ya de por sí ver llorar a un niño provoca melancolía. Lo que estas imágenes inducen en la conciencia de quienes la miran por vez primera es melodramático, lamentablemente no tanto como las razones que se encierran en ello.
Lo que se dice de estas obras es que el dolor que se refleja en los rostros de los niños plasmados en cada lienzo, son historias de niños de un orfanato italiano que fueron abusados, que el autor de las obras hizo un pacto con el malo a cambio de fama, cosa que logró, ya que estas pinturas se vendieron a gran escala en todo el mundo, al grado de que en Inglaterra en pocos meses se llegaron a reproducir y vender 50 mil copias.
Para agregarle drama a la historia, el 4 de septiembre de 1985, el periódico británico The Sun publicó la historia de Ron y May Hall, un matrimonio fincado en Rotherham, Inglaterra, tuvieron el infortunio de ver como su casa se incendiaba. Lo único que quedó intacto fue la copia del cuadro "El niño que llora". En una mezcla de ira y coraje, la pareja culpó del incendio al cuadro.
Un testimonio de Alan Wilkinson, oficial de bombero, sin querer alimentó esta historia al señalar a la prensa que no era la primera vez que le tocaba ser testigo de un incendio donde lo único que se salvaba de las llamas era el mismo cuadro. Después de este hecho, The Sun publicó varios sucesos trágicos que le remitían sus lectores relacionados con la pintura, por lo que convocaron recolectar los "cuadros malditos" alcanzando acumular dos mil quinientas copias que fueron quemadas.
Así que después de conocer esta historia, esperemos que Marcelo no haya pactado a oscuras con los malos, por los inconvenientes que suele resultar de estos arreglos.