La lucha por el poder y el cambio de Tabasco, 1994-2023
El movimiento opositor en Tabasco pudo llevar a la extinción de casi todos los partidos...
El 19 de enero de 2024 se cumplen 29 años en que en Tabasco las fuerzas priistas desalojaron mediante métodos violentos a los perredistas que mantenían un plantón en las afueras de Palacio de Gobierno. La finalidad del Plantón de Plaza de Armas era no permitir que Roberto Madrazo tomara posesión como gobernador de Tabasco, pues el proceso electoral había sido cuestionado como fraudulento. Como se ha documentado en varios trabajos de investigación académica, en aquel entonces ganaron las élites políticas y económicas que sumadas todas en torno al madracismo, impusieron su fuerza para meter a palacio a un gobernador que garantizaba la continuidad del statu quo y la permanencia de sus intereses.
Posterior a ese conflicto, la dinámica partidista cambió radicalmente en Tabasco. Con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador se fue construyendo una fuerza política que fue minando la fuerza electoral del PRI, al grado que fue perdiendo espacios y el control del poder político estatal. De 1995 en adelante se empezaron a dar una serie de alternancias con el triunfo de partidos como el PRD, PAN, Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano y Morena en las presidencias municipales, el congreso y en 2012 y 2018 la gubernatura. El PRI en menos de casi 30 años llegó casi a su extinción como partido político ganador de elecciones de manera hegemónica. Lo mismo ocurrió en el terreno parlamentario donde en 2003 perdió su mayoría en el Congreso estatal.
El movimiento opositor en Tabasco pudo llevar a la extinción de casi todos los partidos políticos que se fueron formando en estas 3 décadas y hoy Morena tiene el dominio gubernamental y partidista. Si bien, en términos electorales el movimiento fue todo un éxito, en este largo proceso de lucha política, las viejas élites políticas y económicas se camuflajearon dentro del movimiento ocupando espacios de poder y trasmutando su cultura autoritaria y su visión cortoplacista en términos económicos, sociales y políticos. Si bien el movimiento avanzó construyendo políticas nacionales de gran magnitud como el Tren Maya, el Transístmico, la Refinería de Dos Bocas, entre otros, y una política social para adultos mayores, jóvenes, discapacitados y la base campesina.
En Tabasco no se puede hablar de avances en obras estatales, ni en políticas públicas de impacto en términos de educación, cultura, salud, desarrollo económico, seguridad pública y combate a la corrupción. A estas sólo se les dio un manejo de continuidad burocrática, quedando estancadas con las prácticas del pasado. En los dos últimos gobiernos de alternancia no hubo un plan estratégico que permitiera un cambio con incidencia en hacer del aparato público estatal y municipal, instituciones funcionales que dieran administraciones eficientes, ordenadas y transparentes. Al contrario, se dio la continuidad de políticas sin resultados, discursos no apegados a la realidad, alejamiento de la gente y una alta corrupción municipal.
De ahí de la necesidad de un cambio a nivel institucional de manera radical que haga del aparato gubernamental la herramienta para consolidar una nueva cultura de la eficiencia laboral, burocrática y social a como propone Javier May, aspirante al gobierno del estado. Sin cambios de fondo en las instituciones, sin gente capacitada y comprometida en los rubros requeridos seguiremos siendo una entidad en el completo atraso.
El nuevo gobierno que viene tiene que anteponer las pasiones e intereses personales para hacer de Tabasco un territorio de grandeza económica y social sustentado en la gente. (Académico e investigador universitario)