El mercado y don Loncho Zurita

Ya se conocían los rábanos, pepinos, lechugas, repollos de los chinos que trajo Don Tomás Garrido

El mercado Gregorio Méndez tenía a un lado la calle Martínez de Escobar. Allí se ponían toda clase de ventas: ropa, artículos para el hogar, así como frutas de la región: zapotes, papayas, caimitos, chicozapotes, anonas, guanábanas, cilantro, cebollín, perejil, castañas cocidas. Éstas también se hacen en tortas y son deliciosas.

Chile amashito, momo, plátano roatán, plátano macho, chipilín y hojas de plátano asadas para los tamales que con ellas se envolvían, como tamales tabasqueños: de caminito, de masa colada, de frijol con chicharrón y carne de cerdo, de manea, de chipilín, los de elote envueltos en su joloche que los cubre. Los especiales grandes de masa colada con carne de gallina o cerdo, chile ancho, semilla de calabaza, y su toque de epazote.

Los cuijinicuiles, frutas de vainas verdes, sus semillas están forradas de una corteza blanca como la del cacao, éstas semillas se cocían y se le ponían al puchero, sabían muy sabrosas junto con la carne con hueso: costillas, huesos con tuétano, falda; nada dietético pero sabroso. Se le agregaban chayotes, calabaza, yuca, camote, elote, plátano maduro, ñame y al gusto hoja de chaya y uno o dos pimientas gordas.

 Ya se conocían los rábanos, pepinos, lechugas, repollos de los chinos que trajo Don Tomás Garrido. Sembraban y enseñaban a los campesinos tabasqueños a cultivarlos.

De la carne del puchero que quedaba se hacía ropa vieja: se deshebraba la carne y se sofreía con ajo, cebolla y chile dulce y se le agregaba el arroz ya cocido y eso era la cena.

Enfrente de este mercado, en la calle 27 de Febrero, hubo una venta de café molido y en grano, propiedad de los hermanos Torres, se llamaba “El Néctar Negro” vendían por un cuarto, medio, un kilo y más, era un café excelente.

Don Loncho Zurita en su Café Casino también vendía igual para las casas o negocios, en el mercado Pino Suárez los hermanos Peralta tuvieron expendio de este producto. Este café molido se preparaba en las casas, se colocaban en una bolsa de tela en forma de cucurucho, a su alrededor se le cocía un alambre en forma de rueda, así recuerdo el de mi casa en Sáenz, ésta bolsa se colgaba y se le ponía el café y se le agregaba el agua hirviendo, se recibía en un recipiente, el café caía poco a poco al irse colando y despedía un olor delicioso.

 No existían las cafeteras eléctricas.

Al terminar la primaria mi mamá nos mandó a la Ciudad de México a mi hermana Irma y a mí a estudiar una carrera comercial. Vivimos en la calle de Chiapas de la Colonia Roma, con una tía hermana de ella.

Estuvimos 3 años y regresamos, Irma estaba de novia y venía a casarse. En la estadía en la CDMX me conocí con el que al transcurso de unos años me casé. (* OLGA DOLORES CALLES BROCA. EL SÁBADO 14 DE MAYO FALLECIÓ, A LOS 91 AÑOS DE EDAD. SU LABOR DE CRONISTA ESTÁ CONTENIDA EN TRES TOMOS. OFRECEMOS ALGUNOS FRAGMENTOS DE SU OBRA NECESARIA PARA LA MEMORIA SOCIAL DE TABASCO)