El futuro de la prensa: seis propuestas para el impreso menguante y la obstinación por los hechos (I)

El tiempo no espera a la prensa escrita

PRIMERA PARTE

El tiempo no espera a la prensa escrita. Antes, como parte del paisaje urbano, era común ver a personas leer el periódico en sitios públicos y frente a sus casas en sillas, sillones o balcones/ventanas. Ahora, en el paisaje dominan personas con dispositivos (celulares, tablets) que se leen en cualquier parte. El siglo XXI debería tener por lema: “luz en el rostro”.       

A la manera de Ítalo Calvino, que en 1985 escribió “Seis propuestas para el próximo milenio” (de la literatura), me gustaría trazar seis sugerencias sobre el futuro de la prensa, con un ingrediente esencial: la obstinación por los hechos.

Las sugerencias que aquí se desarrollan no tienen la ambición milenaria y espléndida de Calvino. El periodismo, dijo don Renato Leduc, es “la historia de lo inmediato”. El tiempo apremia la edición y no se esperan reflexiones filosóficas en titulares de prensa. La comunidad se mueve en tiempo presente, lo que representa un reto de equilibrio en la cobertura: los problemas de corto plazo eclipsan los problemas estructurales y de largo plazo. Lamentable y real.

CONTEXTO

Siguiendo a Leduc, nombraré al periodismo de investigación “el contexto de lo inmediato”. Ésa es la primera sugerencia: añadir contexto al seguimiento de los hechos. Esto se logra con investigación, de campo o documental. La propuesta es sencilla, aunque laboriosa. Antaño, el periodista sacudía polvo de bibliotecas; ahora, la navegación por Google es la principal herramienta. De todos modos, la lección es la misma: sin investigación no hay verdadero periodismo.

Diferencia importante todavía, entre impresos y sitios virtuales de información, es la calidad de la investigación. En las redes sociales domina la opinión y el comentario, quizás porque en la transmisión en vivo la investigación resulta pérdida de tiempo. La velocidad de transmisión es refractaria a la investigación clásica del periodismo escrito. Otro asunto (más grave) sería que los actuales youtubers no conozcan los pasos básicos de una investigación: planeación, recopilación de datos, selección, borrador revisable y redacción definitiva con datos verificados. La ética periodística es ética de verificación, o no es nada.                 

CONVERGENCIA

La segunda sugerencia es tecnológica: convergencia mediática. La prensa en su versión clásica (diarios, revistas y semanarios impresos) es fenómeno menguante y estamos a años luz del ambiente cultural que describe “El ciudadano Kane” (1941, Orson Welles, considerada la mejor película de todos los tiempos), donde la influencia social de los medios impresos se nota por todas partes y la trama -en sí misma- es reflejo de la grandeza/decadencia de la prensa. En el siglo XXI, la diversidad de dispositivos electrónicos ofrece a los usuarios posibilidades voraces de información/comunicación/retroalimentación. En este sentido, aunque no sustituye el trabajo periodístico, la tecnología se convierte en el auxiliar del impreso menguante y la convergencia de plataformas virtuales (como sistema de comunicación abierto) es presencia social del medio.  

  

PERSIANAS

La tercera sugerencia viene de Julio Scherer: “las ventanas al poder deben tener persianas”. Las persianas generan entrada moderada de luz a una habitación. Entre los extremos de “lo oscurito” (autoritarismo político de pocos que deciden por millones) y “la casa de cristal” (exhibicionismo mediático que rompe fronteras de privacidad), la metáfora de las persianas para vigilar el ejercicio del poder representa una postura periodística equilibrada. Y es que el periodismo se mueve en la órbita del poder. Como satélites sin voluntad, hay periodistas y directivos engullidos por la densa gravedad del poder.

El periodista de vocación autónoma, tiene que conocer las danzas palaciegas y las antesalas con políticos de siete suelas. ¿Por qué la cercanía con el poder, sin dejarse arrastrar por su brillo? Significa no quedarse fuera de ‘la cosa pública’ y surtir de información valiosa a la comunidad que la necesita como relato verificado, no como rumor tras bambalinas. Por ello, una parte muy delicada del periodismo es la difícil relación con los políticos. En los años dorados del sistema político mexicano, decenas de medios de comunicación (dueños, directivos, periodistas) ganaban más ocultando lo que sabían.

Me faltan tres sugerencias y también espacio. Si me lo permite, concluyo mañana: verdad rentable, autonomía, claridad.