El Caso Salgado Macedonio
El controversial político guerrerense Félix Salgado Macedonio consiguió registrar su candidatura
El controversial político guerrerense Félix Salgado Macedonio consiguió registrar su candidatura a la gubernatura de su estado, pese a la fuerte oposición de diferentes grupos sociales y a que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de su partido, Morena, emitiera en enero un acuerdo en el que considera que las acusaciones por violación que en su contra han presentado tres mujeres, van en contra de los principios de la agrupación política. Dos hechos enturbian el ya de por sí polémico acto de Salgado Macedonio. El primero, la contradicción en la que ha caído el presidente del partido, Mario Delgado, para defender a capa y espada su nominación. Meses atrás, cuando Delgado era aspirante a la presidencia de Morena, declaró que el partido jamás tendría candidatos que tuvieran “antecedentes comprobados o denuncias” por violencia de género. Ahora, Mario declara que no se le pueden negar sus derechos políticos a Salgado porque no se le ha dictado ninguna sentencia.
Más grave, aún, es el hecho de que en una de sus conferencias matutinas, el presidente haya dicho, primero, que no podía opinar al respecto, aunque terminó haciéndolo al declarar que las acusaciones son propias de las prácticas politiqueras de los tiempos electorales. Es evidente que aun cuando el presidente haya afirmado que se debe dejar al sistema judicial llevar a cabo las investigaciones pertinentes, una afirmación como ésa, exonera al candidato.
La probabilidad de que Salgado gane la elección es muy alta. Su arribo al poder tendrá varias implicaciones serias para la vida pública nacional. Que tenga un perfil escandaloso, que no visionario, aun cuando grave, es lo menos preocupante. Personajes de ese talante han moldeado nuestro escenario político desde mucho tiempo atrás, de manera que en este tumultuario proceso electoral veremos participar a un nutrido número de los más raros especímenes. En ese contexto, Salgado sale bien librado, por el simple hecho de no ser improvisado. Crítica es, eso sí, que su caso sea empleado para hacer una ostentosa demostración del retorno del “dedazo” presidencial.
Indigna, en cambio, que de forma por demás obvia se ignore el estado de Derecho. Ciertamente, no se puede asumir su culpabilidad hasta en tanto ésta no queda demostrada en tribunales. Pero el simple hecho de enfrentar varias demandas, de diferentes mujeres, con acusaciones tan severas, debería ser suficiente para que su partido no se planteara siquiera la posibilidad de considerarlo aspirante al cargo. Llevarlo al poder envía un mensaje claro: la calidad humana de los funcionarios es lo de menos; lo que importa es que desde sus posiciones soporten las decisiones del presidente. Si algo habíamos avanzado, ahora retrocedemos mucho más.
Pero lo que resulta inadmisible es la forma en la que el partido en el poder enfrenta la violencia de género. Respaldar a Félix Salgado Macedonio es una de las peores afrentas que las mujeres de este país habrán recibido de este gobierno. Privilegiar el apoyo que un político como Salgado pueda otorgar a un interés político, sobre la dignidad y la salud física y emocional de las mujeres es la más clara demostración de falta de empatía y de sensibilidad de un gobierno hacia su población. Es injustificable sostener que puede aspirar al cargo porque no tiene sentencia. Estamos en México y todos sabemos por qué la mayoría de los políticos libran las sentencias. En el caso de Félix Salgado, la analista política Paola Zavala ha expuesto las razones de por qué las demandas no han seguido su debido curso. Si Félix Salgado es gobernador, como muy probablemente lo será, las mujeres guerrerenses vivirán sumidas en el temor. No habrá política alguna orientada a combatir la violencia de género y mucho menos a empoderar a las mujeres.
El presidente López Obrador sabe que hacer fuerte a Salgado tiene costos. No todos los militantes de Morena están de acuerdo con la decisión. Pero esto al presidente no le preocupa. Se sabe poderoso y no duda en correr riesgos. La pregunta es por qué. El asunto va más allá del hecho de que se sabe ampliamente respaldado. Las claves podrían estar en el entorno del hoy candidato. Un dato: hace unos días, Salgado Macedonio nombró como su jefe de seguridad a Ricardo Zamora Guevara, ex comandante de la Policía Ministerial de Acapulco, y quien fuera separado del cargo en 2017, por presuntos nexos con un cartel del puerto.