¿Dónde están nuestras azucenas? II

Los niños éramos niños y como tal acudíamos a la escuela con maestros de primera

Para celebrar las fiestas navideñas y el fin de año, los campesinos vendían pavos por las calles, los amarraban de los pies y los colgaban en un palo largo y el vendedor lo llevaba colgado de sus hombros y así caminaban ofreciendo estas aves, la gente regateaba el precio sin comprender el peso de 4 o 5 pavos.

Por las puertas de las casas temprano por las mañanas pasaban ofreciendo sus trabajos: albañiles, carpinteros, plomeros, electricistas, de este ramo había un señor de buena presencia que le decían “Chaloca”, éste había que buscarlo en su casa, por ser de más categoría, siempre usaba sombrero. Los que ofrecían sus servicios eran personas honorables que con toda confianza pasaban a realizar el trabajo que les encomendaban, pertenecían a la sociedad de artesanos en esa época.

Los niños éramos niños y como tal acudíamos a la escuela con maestros de primera, empeñados en enseñar buenas costumbres, respeto y que aprendiéramos correctamente nuestras materias. En el tercer año nos ponían de pie a repetir las tablas de multiplicar, fue para siempre ese aprendizaje, en la actualidad no hay un joven que no necesite usar la calculadora para hacer operaciones aritméticas, fue una niñez inolvidable, al llegar a casa nos lavábamos las manos, comíamos, luego hacíamos la tarea para después salir a jugar a la calle (habían unos cuantos coches).

Jugábamos toda clase de juegos: la lía o cuerda para saltar muy divertida, el juego de la tuta; se pintaban en el suelo unos cuadros con gis, con un círculo al final, la tuta, un tacón de hule de zapato de hombre, brincando en un pie teníamos que empujar la tuta a los cuadros para terminar en el círculo, si te salías del cuadro perdías y seguía el siguiente competidor. Los de mi época que ya no son muchos, recordarán lo que escribo y dirán como yo, la niñez de ahora se pierde de todo lo natural que nosotros vivimos y disfrutamos, ahora después de las tareas siguen sentados con teléfonos, televisión, nintendo, ipads, a eso se debe tanta obesidad infantil, que nosotros no conocimos; en el juego del salvapartido corríamos como locos, ese ejercicio nos mantenía delgados y sanos.

POR LA SALUD

Los doctores salían a domicilio a la hora que fuese necesario; el Dr. Guillermo Lagarde en la calle de Juárez competente, en la misma calle el Dr. Pedro Canabal, el Dr. García Evia, el Dr. Régulo Torpey, en una ocasión me llevaron con él por tener unas manchas en las manos, me recetó una pomada preparada en una botica y al aplicarla como él dijo, desaparecieron, él fue director de la Cruz Roja en esos años. Todos médicos Generales que atendían cualquier padecimiento sin recurrir a otros estudios y análisis de laboratorio.

El Doctor Antonio Gutiérrez Villarreal cardiólogo, el Dr. Hiriart ellos dos casados con las hermanas Olga y Dora Torruco Pérez.

El Dr. Gustavo Rodríguez R. ginecólogo inolvidable, su esposa Australia Hidalgo, sus recetas infalibles. El Dr. Maximiliano Dorantes, su sanatorio es ahora el pollo brujo y un estacionamiento trasero de la iglesia de la Santa Cruz.

El Dr. Feliciano Arceo, campechano casado con Hilda Georgana, tuvieron varios hijos entre ellos: el Dr. Guillermo Arceo P. y Lucrecia Arceo Dr. Cirujano Plástico. El Dr. José Manuel Mayans V. Su sanatorio en 5 de mayo, allí ya se hacían operaciones y en alguna ocasión curó tétanos que era una enfermedad mortal y así es hasta la fecha.

El Dr. Rodolfo Mayans, su hermano, también un galeno eficiente casado con Aurora Canabal C. sus hijos: Humberto, Carmen Aurora, Rodolfo gran amigo de esta casa y Fernando también doctor.

El Dr. Osuna estimado y atinado en sus diagnósticos; su esposa Olga Huerta.

En los años 40´s llegó a Tabasco el Dr. Juan Puig Palacios, a él le tocó la fumigación para erradicar la plaga de mosquitos que asolaba el estado, las paredes de las casas estaban tapizadas de estos insectos dañinos que provocaban la enfermedad del paludismo, este mal fue sustituido más adelante por el Dengue, Sikka y Chikungunya, de mosquitos más resistentes. Al conocerlo mi papá al Dr. Puig, lo invitó a ser el Dr. de la Cía. “La Latinoamericana”, seguros de vida que él representaba en el estado, así trabajaron juntos varios años. (* OLGA DOLORES CALLES BROCA. EL SÁBADO 14 DE MAYO FALLECIÓ, A LOS 91 AÑOS DE EDAD, DOÑA LOLY CALLES BROCA. EN RECONOCIMIENTO A SU LABOR DE CRONISTA PUBLICAMOS ALGUNOS TEXTOS DE SU ÚLTIMO LIBRO “3,500 PASOS”).