Divorcio: su impacto sobre los hijos (III)

El reto de los padres divorciados es acompañar a los hijos en este proceso de cambio

Lo más importante al enfrentar una separación será anteponer el bienestar de los niños por encima de las emociones de los adultos. Si el divorcio se aborda de manera responsable y cuidadosa, les permitirá a los padres  aprender nuevos modelos de relación con sus hijos así como también con el ex cónyuge, ofreciendo la oportunidad de ser mejores criadores.

El reto de los padres divorciados es acompañar a los hijos en este proceso de cambio, y ayudarles a sentir afecto, pertenencia y respeto hacia sus nuevos hogares, con la confianza de saber que cuentan con sus padres de manera incondicional. En esta tercera parte les comparto ideas sobre cómo manejar el impacto de la separación desde la perspectiva de los padres.

  • Ambos progenitores deben estar sanos emocionalmente y considerar que los niños no son depositarios de sus frustraciones o mediadores de sus desacuerdos y que es necesario mantener en privado las diferencias que surjan por la separación. Es importante que los padres reconozcan sus propias vulnerabilidades e incluso sus problemas emocionales y les den seguimiento o incluso tratamiento. De no ser así, impactarán directamente a sus hijos.
  • Seguir ejerciendo el rol de padres, pues el hecho de que ya no sean una pareja no significa que renuncien al rol que les corresponde. Si los padres logran trabajar en equipo sus hijos podrán sobrellevar mejor este proceso. A veces es mejor llevar una relación “diplomática” en la que solo se toquen temas con respecto los chicos y no de índole interpersonal. Utilizar a los menores como arma en contra del otro adulto es, de manera infalible, una forma de crear heridas emcionales en los niños que dejarán huella de por vida.
  • Establecer normas y límites de común acuerdo. Los niños necesitan aprender a vivir en las respectivas casas de sus padres respetando las reglas que se establezcan en cada una. Después de la separación muchos padres se vuelven complacientes e incluso negligentes por sobrecompensación con los niños, olvidando la responsabilidad que tienen en su formación y sobre todo disciplina.
  • ¿Quién  va a cambiarse de casa?, ¿con quién van a vivir?, ¿dónde va a vivir el otro progenitor?, ¿cómo será la comunicación?.  Es imprescindible ser claros y calmos en cuanto a esta información. Deben establecerse acuerdos precisos y claros para la vida diaria. Establecer y cumplir estos acuerdos permite que los niños puedan programar sus actividades y aceptar con menos resistencia los cambios.

“La verdadera familia es la que tú haces. Se hace fuerte no por el número de cabezas que hay en la mesa, sino por los recuerdos que comparten, por el compromiso de tiempo, cariño y amor que muestran entre sí”.

Margaret Kennedy   (Colaboración para PRESENTE, Psiquiatra/Paidopsiquiatra)