Corrupción, pobreza e intermediarios: un lastre nacional

Hay una relación estrecha entre la corrupción y la pobreza. Los muchísimos programas para aliviar la pobreza, terminan beneficiando a los intermediarios de esos programas y a los partidos que promueven tales apoyos

Hay una relación estrecha entre la corrupción y la pobreza. Los muchísimos programas para aliviar la pobreza, terminan beneficiando a los intermediarios de esos  programas y a los partidos que promueven tales apoyos. La corrupción resta recursos públicos en todos los niveles. Ante la afirmación “no hay dinero” (para el pueblo, no para los favorecidos), hay que agregar: “entonces, habrá más pobreza”.

De la misma manera se tiene una correlación estrecha entre la corrupción y la inseguridad, porque no se puede confiar en los policías, los militares, el presidente, el gobernador, el presidente municipal, ni siquiera en el delegado municipal; la desconfianza alcanza hasta el vecino. Cualquiera de estos puede estar promoviendo la inseguridad de uno, y la corrupción les ayuda a ellos, no al ciudadano honrado y esforzado.

Entonces tenemos un país peleado consigo mismo, e incapaz de sumar los mejores esfuerzos de los mexicanos para avanzar, y además dando rienda suelta a todos los vicios de la corrupción. En el plano internacional, México es calificado como uno de los países más corruptos e inseguros del planeta. Damos pena ante todo el mundo, enviando ejércitos de connacionales a buscar trabajo a los Estados Unidos, frente al grave desempleo nacional.

NECESARIO EL COMPROMISO POLÍTICO

Nuestro modelo actual no nos ha servido en ningún momento y ahora ni siquiera se ve interés en resolver cualquiera de los desastres nacionales. Por ejemplo, no hay ningún compromiso político serio que garantice a los mexicanos que en un año estaremos libres de la corrupción. Sí se puede hacer, incluso muchos países ya lo han hecho. Pero nuestros líderes y gobernantes titubean porque realmente peligran sus puestos y sus mismas vidas si lanzan un reto frontal a los corruptos, reales y potenciales. Es fácil escoger plata cuando la alternativa es plomo. Pero, aunque más tarde, el resultado es lo mismo: plomo.

Gran parte de la explicación por esta situación es que el modelo reinante otorga al gobernante todos los incentivos e instrumentos para ser corrupto y ninguno para ser honrado, más que agradar a su propia conciencia si está desarrollada. Esto debe de cambiar si la sociedad mexicana entiende la naturaleza del problema y su ubicación correcta adentro del modelo actual. En nuestro libro “México y su modelo de desarrollo” presentamos propuestas para lograr una voltereta en los incentivos sistémicos al gobernante, quien también es humano, algunos de una gran calidad y quienes desean ser cada vez mejores personas, y desde ahí al funcionario público, para que la corrupción sea inmensamente más difícil y problemática para el gobernante, el funcionario público, y el pueblo mexicano en general.

El desempleo también agrava el quehacer nacional, porque una persona desempleada necesita urgentemente dinero para su familia, y es más susceptible a un empleo ilegal o, peor, violento. No se generaliza que todos los desempleados sean delincuentes, pero hay una vulnerabilidad innegable del desempleado que nuestro país abandona a sus propios esfuerzos ya muy menguados por su misma condición de desempleado, a resolver su problema existencial mediante la delincuencia.

La delincuencia se alimenta por cubetazos de gasolina que provienen del desempleo, y es imposible extinguir las llamas de la inseguridad. Los de arriba incumplen leyes con total libertad todo el tiempo de múltiples maneras sin despeinarse, ¿por qué él no?

Resultado del mismo modelo imperial, el desempleo también tiene efectos desastrosos sobre la economía, porque un país que no utiliza a su fuerza de trabajo en forma completa y eficiente, es una nación sin desarrollo. Compite desfavorablemente con otros países ya desarrollados con una mano amarrada a sus espaldas porque no utiliza la totalidad de su capacidad productiva, pero sí gasta recursos nacionales en sostener a sus desempleados. Y esta ineficiencia afecta el ahorro nacional, y de ahí la inversión nacional, la inflación, la tasa de interés, el endeudamiento público, etc. (México y su modelo de desarrollo, bases para pensar nuestras opciones. Centro de Estudios e Investigación del Sureste)  

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