Código rojo

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Cierto es que Morena tiene una auténtica terna de de aspirantes a la candidatura para la elección presidencial, no así sus opositores, que habrá de elegirse por voluntad popular en votación prevista el 2 de junio de 2024. Sin embargo, entre los claroscuros y las ambiciones podría también gestar las condiciones para frustrar un eventual triunfo y la sucesión continuada en la gobernanza federal.

Los egos entre la y los aspirantes al interior son evidentes en las actitudes mostradas públicamente. Mientras Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum deben responder por la tragedia de la línea 12 del Sistema Colectivo de Transporte, el Metro de la Ciudad de México. Adán Augusto López Hernández con razón ha dicho no sudar “calenturas ajenas”.

Aunque tampoco se puede olvidar el desdén hacia Ricardo Monreal quien afanoso busca las muy diversas maneras para atraer reflectores, en pro de que se le considere  igual en el Movimiento con los argumentos en la puja por la candidatura presidencial.

La lucha de egos es la línea más delgada que ineludiblemente habrá de romperse en el prospectivo análisis al interior del Morena, el punto de inflexión que le deteriore ante el electorado, apuntalada por una oposición que sin un perfil idóneo ni competitivo buscará aprovechar.

Aunque muchos han sido los yerros por quienes hoy poseen el mando presidencial, los coaligados en Va por México desperdiciaron una tras otra las oportunidades para visibilizarlos, teniendo renta de ello. Carentes de sensibilidad que en sí no representan ni siquiera una amenaza.  

Movimiento Ciudadano arma su estrategia alrededor de la persona de un joven Luis Donaldo Colosio Riojas, incluso sin ser su tiempo, le falta trayectoria parra ser competitivo. Por lo contrario, lo quemaran con saldo negativo para el heredero.

Los enemigos que Morena tiene en su natural propósito por hilar una segunda gestión en el cargo de Presidente de la República lo tienen al interior, situación que de a poco se va saliendo de control al tener sus aspirantes agenda propia para placearse entre sus afines que le arengan.

Queda claro que quien sea favorecido por encuestas, designación directa o cualquier otro método previsto en los estatutos del Movimiento, no tendrá el apoyo unánime por parte de sus adversarios, militantes.

Los focos rojos de desobediencia están en Marcelo Ebrard, un afín al Presidente en la coyuntura de los valores entendidos, no así al Movimiento, y con él un dolido Ricardo Monreal marginado de los encartados para suceder a quien hoy posee la banda del Águila Real.

Una historia que cíclicamente se repetiría emulando a su mentor Manuel Camacho Solís, entonces Regente del Departamento Central del Distrito Federal, quien sin pudor alguno desató su ira aquel noviembre de 1993 por no haber sido el destapado sino a Luis Donaldo Colosio Murrieta, Secretario de Desarrollo Social, en su caso afín a Carlos Salinas de Gortari cuando ambos procedían de la escuela de una elite economistas de la Secretaría de Programación y Presupuesto, junto a Pedro Aspe Armella y Jaime Serra Puche, además de Ernesto Zedillo.

El escenario de una rabiosa reacción contraria por no ser favorecido uno de los consentidos del Régimen perfilado desde el inicio de la actual gestión, aunque todavía habría tiempo para conciliar, difícil por representar el máximo escalafón la primera magistratura en la gobernanza mexicana.

El Secretario de Relaciones Exteriores en la eventualidad de un desmarque, podría migrar con Ricardo Monreal y su mácula por el desastre de la línea 12 del metro, para ser arropado por partidos coaligados en Va por México o bien inclinarse por Movimiento Ciudadano.  

Por supuesto que no habría un cisma de gran calado, pero sí le pondría en la competencia, conociendo el manejo de los hilos en la puja, haciendo igual su trabajo sucio con los afines.

Un dilema al cual no se le puede desdeñar en los claroscuros de unos y otros de los candidatos del Movimiento, con la vía libre para visibilizarse en el baño de pueblo que les vitoree.

Bitácora

Ojo, López Obrador, Andrés Manuel, y su popularidad es suya.