ANALISIS SOCIAL DEL CHISME
El chisme ha existido desde que el ser humano vive en sociedad como ser animal político
El chisme ha existido desde que el ser humano vive en sociedad como ser animal político.
Es un mensaje que rompe las reglas de la comunidad al transmitir información de un individuo que para la sociedad es prohibida, amoral. Puede definirse como una noticia cierta o falsa que se “corre” de persona a persona y una de las intenciones es difamar o dañar a alguien, apunta la doctora María Angélica Galicia, del Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM. Desde la antropología, el chisme puede tener dos enfoques: el funcionalista, que, según varios autores, se trata de una transacción para lograr un beneficio: “para motivar la inclinación política o ideológica de la gente”, o el enfoque simbólico interaccionista que busca cambiar la percepción que se tiene de un individuo de forma destructiva.
Lanzar un chisme sobre alguien normalmente es la base de un conflicto que va a impactar en la moralidad, pero sirve además como ejemplo social de lo que está o no está permitido moralmente. De una persona con varias parejas, por ejemplo, en una sociedad donde no es permitido tenerlas (por lo menos abiertamente), se dice que “todo mundo anda con ella”, cubriéndola incluso de adjetivos amorales, usando el hecho como ejemplo de moral para el resto de las personas de esa sociedad. O por ejemplo el poner en duda la virilidad o femineidad de una persona solo por no ser favorecidos con su interés.
El chisme entonces, es un mensaje busca señalar al otro y que siempre pone al emisor de dicha información como juez de la misma, siendo el prototipo de “ver la paja en el ojo ajeno”. Todo lo prohibido es atractivo para la gente y, si se tiene la intención de difamar, es un buen chisme lo que garantiza público.
En la parte sensacionalista, este tipo de información puede llegar a unir a una comunidad y a la vez lograr su transformación ideológica. Por ejemplo, difundir información sobre las virtudes de algún ente público buscando mejorar su aceptación popular. Un chisme no es chisme si no impacta en un grupo específico, si no tiene público.
Así mismo, tiene parte de certeza y parte de mentira. Quien genera el chisme, el “chismoso”, determina la parte que va a pesar más, la que se debe difundir. Normalmente escoge la falsa, la inventada; pero cuando se trata de una verdad amoral, ésta se potencia, para causar sensacionalismo.
Hay dos tipos de chismosos:
El chismoso “per se”, que inventa cosas por envidia y para difamar a alguien que considera su enemigo, y el chismoso que ejerce “la carrera del chisme”, una persona con formación para inventar y potenciar chismes que tengan un impacto social. Uno tiene características psicológicas específicas: es alguien que se siente solo y sin demasiada ocupación, o que las características del otro le son insoportables y necesita dañarlo para compartirle su miseria. El otro fue formado para tener facilidad al crear un chisme. En todos los casos, el chisme es el sello característico de muchas de nuestras comunidades y penosamente, parte de nuestra cultura. Lo importante es saber que nunca estaremos exentos de ser víctimas de un chisme, pero “la verdad nos hará libres”. El chisme dice más de quien lo difunde que del individuo involucrado en el mismo.
(Psiquiatra/Paidopsiquiatra. Colaboración para PRESENTE)