Cartas del Trópico/ ya semana santa
Los vientos mediáticos del norte y la defensa presidencial
Rasgo central del estilo personal de gobernar de AMLO es el énfasis ético que combina con elementos prácticos de política social. Sobre la ética y la política ha escrito en este espacio el colega de Escala Crítica. Veamos esta dualidad, extraña en el ámbito político y que se presta a interpretaciones variopintas, incluso a pronunciamientos ´venenosos´ por parte de adversarios a la 4T. Faltaría más.
Para tener ´énfasis ético en política´ se requiere autoridad moral, como lo sostuvo el Presidente López Obrador (27/02/2024) a propósito de la andanada mediática que lo quiere tiznar con el petate del narco. En su significado básico, autoridad moral implica "el estatus de ser respetado por su trayectoria y defender un ideal de justicia o de bondad reconocido universalmente". Por trayectoria social y por defensa de la justicia -que a veces riñe con leyes explícitas- AMLO es rara avis en México: mandatario con autoridad moral que además tiene legitimidad democrática.
A la calumnia mediática, disfrazada de texto sin fuentes verificables (y lo peor: sin sospechas razonables) y que precisamente intenta minar la autoridad moral y –quizás- su legitimidad democrática, AMLO respondió subiendo la apuesta: en un contexto límite de ataque a la investidura presidencial, defender la libertad (de expresión, de información) importa más que cualquier ley. Los críticos denunciaron ´la tiranía y las ilegalidades presidenciales´. Olvidaron el contexto delicado en el que AMLO privilegió ética y libertad, antes que la ley a secas.
UTOPÍA Y PRAGMATISMO
El episodio reseñado permite reflexionar en la combinación utópica y pragmática de la 4T. Alas y pies, para desarrollar políticas públicas.
Entender la política sólo como ´el arte de lo posible´, corta las alas utópicas de cualquier proyecto. Se gana en realismo y se pierde en potencialidad de cambio. ¿En dónde termina lo posible para dar cabida a los sueños, quién pinta esa raya? No era posible la Independencia de la India frente la Corona Inglesa, cuando apareció Mahatma Gandhi que soñó esa Independencia junto con otros... y ocurrió; no era posible el reconocimiento de derechos civiles a la población negra hace 65 años en los Estados Unidos, pero Martin Luther King tuvo un sueño junto con otros... y ocurrió. En México, después del 2006 electoral y la polarización creciente, se juzgaba utópica la llegada de la izquierda al poder.
AMLO asumió el peso de la historia. No quiso ser cualquier gobernante. Tres transformaciones como herencia: Independencia, Reforma y Revolución. De ahí el énfasis ético que le imprime AMLO a su gestión. El expresidente español, Felipe González, lo calificó de "predicador". ¿Elogio del contexto de cambio 4T?
TE ACORDARÁS DE MÍ
No se ha marchado AMLO y los medios ya lo extrañan. ¿Qué presidente mexicano había acaparado la atención de republicanos y demócratas en Estados Unidos? Hay que remitirse a Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera de 1938.
Con 35 millones de votos potenciales latinos en las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU, la popularidad de AMLO y su autoridad moral son estratégicas para Joseph Biden y Donald Trump, contendientes que lo quieren de su lado. Las publicaciones estadounidenses que intentaron tiznar a AMLO pueden ser un forcejeo mediático de poder, ¿de parte de quién?
Para retornar al énfasis ético de AMLO: ¿es prudente hablar de códigos éticos para políticos? Más aún: ¿a la población ciudadana le interesa el tema? Al arrancar este sexenio, ante la distribución de 100 mil ejemplares de una cartilla moral escrita en 1940 por Alfonso Reyes, sobre valores cívicos y servicio público, la opinión dominante fue que "no tenía sentido" y que era "pérdida de tiempo y recursos". Intuición: los resultados económicos pueden potencializarse con actitudes éticas. No es casualidad que el tema central de AMLO sea la lucha contra la corrupción: relación gobierno/empresas; niveles de gobierno y colaboración; relación entre poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
La mayoría de las profesiones cuentan con un perfil ético a cubrir. Es cierto que, como ocurre en la política, no todos los profesionistas hacen lo que dicen. De cualquier modo, quizás Maquiavelo dicta sentencia: la política es tierra de nadie en cuanto a ética se refiere. Las plataformas políticas de los partidos no dedican espacio significativo a ese rubro. No les parece relevante. Al contrario, la ética en la práctica les resulta un estorbo; hay ejemplos de sobra.
Por supuesto, arenga favorita de los políticos en campaña es prometer honestidad. Sin embargo, hay mucho trecho entre la campaña discursiva y la elástica realidad del cargo. Lo firman, pero no lo cumplen.
¿Por qué la ética se disoció poco a poco del quehacer político? Pregunta de contexto curioso, dada la tradición del pensamiento occidental que trata de combinar agua y aceite desde Aristóteles, pasando por Kant y Marx. Por algo será: la política como acción pública requiere la búsqueda del bien común.
Decir que la ética sirve de poco en política es enfoque cínico que se niega a desaparecer, sobre todo a niveles estatal y municipal, que no tienen el mismo escrutinio que el nivel federal de gobierno. La ética se necesita en política, aunque no resulte popular. Contra un enfoque cínico de la política pelea AMLO desde las conferencias presidenciales, mientras las emboscadas mediáticas suben de tono. Hay, por supuesto, otros enfoques de quienes sufren a López Obrador pero tienen una buena noticia: se acaba el sexenio...pero sigue la Cuarta.