CALIDADES DEL PERIODISTA Y ARTE DE ESCRIBIR

presencia de conducta moral y cultura general

     Asomarse al público haciendo expresiones de la verdad por la ventana abierta del periodismo, es labor que compete a gente preparada en los dos aspectos vitales de la personalidad humana: presencia de conducta moral y cultura general. De este contenido deriva la cuestión de que el periodista como profesional le corresponde una función que le convierte en intérprete de la opinión pública o dirigente de la misma.

     Pero qué es la opinión pública para ser objeto de respeto o interpretación del periodista. Toda sociedad política deviene en relación a un interés social en lo que lo económico, lo político, etc. acerva modalidades que imprimen a esa sociedad, una manera de ser, de vivir y comportarse y que en suma delimitan una entidad en movimiento y acción hacia una finalidad; la coexistencia social dentro de la libertad amparada por el derecho. Pero todo este acervo de actividades irrumpen en mayor cohesión y resultados eficaces, cuando la generalidad o cuando menos la mayoría de esa comunidad ha manifestado su voluntad soberana, su libre expresión. Entonces la opinión pública es el pensamiento generalizado de cualquier comunidad sobre determinada cuestión que afecta los intereses del pueblo.

     Vox populi, vox Dei, decían los latinos, esto es la expresión del pueblo tiene la fuerza de un mandato soberano, erigido en deidad de respeto, de consideración y acatamiento.

     En los tiempos antiguos los atenienses se reunían en la plaza pública, en el ágora para escuchar la ley recién creada, para discutirla y determinar la conveniencia de su aplicación en beneficio del pueblo; para discutir los asuntos públicos.

     En los tiempos modernos el periódico ha sustituido el ágora griega. Es hoy una tribuna pública, frente a la cual se escucha a quienes erigidos en guías o expositores de la verdad cumplen una misión en ese novísimo apostolado del periodismo, a quienes tienen la virtud de exponer su verdad, su libre expresión, reflejo siempre de la opinión, porque el periodista debe interpretarla, reflejarla, si es posible con inteligencia, con lucidez, para mejor éxito en la comunicación de las ideas.

     He aquí entonces porque el periódico debe tener una calidad de conducta y cultura, de conocimientos y exactitud, del don interpretativo de los problemas de su comunidad.

     Para llenar esta omisión trascendente es justo pensar que el periodista no se inventa al diario, en cualquier momento; es fruto de la experiencia a veces penosa; porque solo por este camino se van desentrañando los recodos por donde se encuentra la forma y la utilidad del escrito periodístico, que aunque volandero, por la actualidad que debe acusar, no por ello menos penetrante en el ánimo del pueblo, que necesita enterarse de su propia manera de pensar.

     Pero debemos agregar que junto a las calidades señaladas, de conducta y cultura general, de conocimiento y exactitud, existe la de otorgar al escrito periodístico, calidad literaria de forma y profundidad, porque en el periodismo debe forjarse un arte de escribir, para mayor entendimiento, persuasión y convencimiento.

Entonces el periodismo es profesión difícil, ardua en inquietudes por la movilidad nerviosa de las ideas que demanda el público, que quiere en imágenes su propia expresión latente e inédita, la propia explosión de su espíritu contenida en reserva, en el grave complejo de su silencio, en todo aquello que por injusto, malo o arbitrario contraría la opinión pública. (TEXTO PUBLICADO EL 16 DE FEBRERO DE 1959, HACE 63 AÑOS, Y QUE DE ALGUNA MANERA ILUSTRA CÓMO SE ENTENDÍA EL PERIODISMO QUE INICIABA PRESENTE)