Atizar la violencia nos daña a todos

Por donde se voltee a mirar, cualquier acto de barbarie es injustificable. El hombre por naturaleza se ha distinguido de las demás especies que habitamos el planeta, en razón de su raciocinio: actúa-piensa-actúa, piensa-actúa-piensa, es un método natural, constante que lo ha llevado a sobrepasar su propia ignorancia, a desarrollarse, a transformar su entorno. Es un principio filosófico de cambios cuantitativos ha cualitativos en su favor.

La muerte de dos sacerdotes jesuitas en el municipio de Urique es reprobable: en un mensaje de Ricardo Palma Carbajal difundido en las redes sociales, se lee “El día de hoy me avisan que tras asesinar a los dos sacerdotes en el poblado de Cerocahui, Chihuahua, sujetos armados irrumpieron en el Hotel Misión Cerocahui de Hoteles Balderrama y se llevaron a turistas incluyendo a MI PAPÁ”.

“Exijo que se haga justicia, y que las autoridades hagan lo suyo en ayudarnos a localizar a mi padre Pedro Palma Gutiérrez”. Con justa razón solicita la intervención de las autoridades sin referirse a alguna en particular; sin embargo, los buitres a espera de alguna desgracia, inmediatamente se lanzaron sin misericordia a culpar al adversario. No les importó la pena de los familiares de las personas vivas y ni qué decir de quienes se les había arrebatado la existencia.  

El martes 21 de este mes en el diario El Sudcaliforniano, Miguel Ángeles Avilés Castro –escribe- un 14 de septiembre de 1968 en San Miguel Canoa, … en la localidad de Papatlazolco, Huachinango, la muchedumbre confundida- en todas sus acepciones- lincharon y quemaron vivo a Daniel Picazo González, ya que lo confundieron con un “robachicos”.

“… la gente fue incitada por el párroco local, Enrique Meza Pérez, que en la película de Felipe Cazals, es interpretado por su tocayo, Enrique Lucero, Se encasquetaba la folclórica sotana y comenzaba su arenga esa de que los demonios andaban sueltos, para luego azuzar a los feligreses contra los nuevos judas, los que traicionan a Dios nuestro señor … que incendian camiones, destruyen comercios, ultrajan a la gente. Ya pusieron una bandera, roja como el infierno, negra como el pecado, se la pusieron a las autoridades, eso es una burla, es una grosería. Y no solo están en México, están en Puebla y están aquí.”

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Dirigió su discurso contra los empleados de la BUAP. De repente, el ambiente se inquietó. Alguien repicó con furia las campanas de la iglesia y, según las crónicas de los días siguientes, desde “un megáfono que estaba colocado en el centro del pueblo se dejó escucharla voz de alarma, informando que allí se encontraban comunistas y repartirían propaganda”.

Nadie constató si era cierto (el fanatismo no piensa, solo se limita a creer y actúa, obedeciendo, ciegamente al apólogo de su enfermedad) y los pobladores, acatando la voz del cura, impidieron el hecho linchando a quienes consideraban “enemigos de la creencia católica” y el gobierno bajo su manto.

Ahora una locura. Una verdadera aberración que actualmente otras huestees pretendan arengar a la población para que se comporte con las mismas ansias enfermizas de ellos. Quieren que se revelen al gobierno federal por tan reprobable hecho ocurrido en Urique. No lo conseguirán. Hay que reclamar justicia y combatir la impunidad, pero también construir la paz.