OPINIÓN

Altar Mayor
05/02/2025

Lo bueno siempre llega a tiempo...

Que interesante lo publicado en un diario de circulación nacional, el pasado 30 de enero, por la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Margarita Ríos Farjat, en su columna titulada "La vida triste", en la cual reflexiona sobre el sentido del humor del morenista Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado de la República.

Lo expresado por este último se refiere a la propuesta hecha por aquella al Pleno de la SCJN, a propósito de la renuncia del Comité de Evaluación del Poder Judicial de la Federación. 

La ministra escribió: "Ante lo imprevisto de la renuncia del Comité de Evaluación del Poder Judicial, ayer presenté una propuesta al Pleno de la Corte para que nosotros retomáramos los trabajos y encargáramos su continuidad urgente a la Escuela Judicial, que domina la tarea de capacitar perfiles y evaluarlos. Es todavía materia de análisis técnico el impacto de esa renuncia en los juicios de amparo y otros procedimientos existentes, pero tras este hecho notorio (la renuncia) le vi posibilidades a esa alternativa, pues quien estaba claramente entrampado era el comité, no la Corte. Fue una propuesta más, de muchas que varios de nosotros hemos estado reflexionando responsablemente por semanas.   

Me llamó la atención que ayer mismo se le preguntó al presidente del Senado sobre esta propuesta y dijo algo así como que quien esto escribe llegaba tarde al final de la vida triste de otras personas. Dentro de lo triste que puede ser un entorno donde lo técnico y los méritos no sean tomados en cuenta, me dio gusto que el senador no pierda el sentido del humor. Le diría, con el mismo humor, que no llego al final de la vida triste de nadie (me gusta llegar a vidas alegres), y que lo bueno siempre llega a tiempo y cuando tiene que llegar.

La política que me gusta es la que escucha y suma, que construye acuerdos y procura la mejor vida para la sociedad, como Aristóteles, no me gusta el concepto maniqueísta de Carl Schmitt que la concibe como de "amigo o enemigo"; de hecho, esa es la política triste, porque no suma más que por conveniencia, no consensa y su única creatividad es la aniquilación. Dudo de la prosperidad y plenitud que puedan alcanzar las sociedades bajo ese enfoque teórico desarrollado en la Alemania de los años treinta del siglo pasado."

En lo personal, desconfío de las pretendidas beatitudes de un Poder Judicial electo por voto popular, y ni estoy convencida de que verdaderamente ese voto tenga semejante influencia en la selección de los perfiles: el elector llegará a una boleta confeccionada de forma nada popular. Es el sistema lo que me genera dudas y que, además, dos poderes participarán permanentemente en la selección de quienes lleven las riendas del tercero, y esto vuelve endeble el equilibrio de poderes en su sentido más puro."

Hasta aquí la cita.

Lo que dice la ministra Ríos Farjat en su columna, es fiel reflejo de su genuina preocupación en relación con el tema de la reforma judicial y lo que implica la renuncia de los miembros del Comité de Evaluación del Poder Judicial, de ahí su interés para que el Pleno de la SCJN retomara los trabajos de dicho comité para encargar su continuidad urgente a la Escuela Judicial.

A su vez  deja entrever la frivolidad  del Presidente del Senado  al expresarse como lo hizo en relación con la propuesta de aquella, así como  su ignorancia en torno a la importancia de la idoneidad de quienes serán electos como ministros, magistrados de circuito y jueces, sin que para tal fin importe violar la Constitución Política de los Estados Mexicanos y la Ley de Amparo, esta última en relación con las suspensiones que han sido concedidas en algunos juicios de amparo, mismas que los promotores de la reforma han hecho caso omiso.

Lo bueno llega a tiempo dice la Ministra Ríos Farjat, ella sabe porque lo dice; la reforma va  con tómbolas y cuantas ocurrencias ha habido de parte de sus autores y promotores, pero también hay que decirlo con todas sus letras con la complacencia de una gran parte de la ciudadanía que ni fu ni fa y otra que sin saber en realidad de lo que es la reforma,  acudirán a emitir su voto para elegir a ministros, magistrados y jueces cuyos nombres aparezcan en las boletas diseñadas para tal ejercicio, ya después se verá cómo se arregla el entuerto. 



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