Niño ambientalista recibe amenazas de muerte en redes sociales
Amenaza de muerte lanzada vía redes sociales a un activista ambiental de apenas 11 años despertó controversia en Colombia
Una amenaza de muerte lanzada vía redes sociales a un activista ambiental de apenas 11 años despertó controversia en Colombia, donde son comunes los ataques contra líderes de la sociedad civil y las amenazas se toman en serio.
Por su parte el niño dice que seguirá lanzando campañas en defensa del medio ambiente y llamó a los jóvenes del país a usar las redes sociales “para generar un cambio social por la causa que ellos amen”.
Vera, a quien algunos comparan con la joven activista sueca Greta Thunberg, se reunió con seis compañeros de escuela hace unos dos años y marcharon a un parque en su ciudad de Villeta portando carteles y gritando lemas en defensa del medio ambiente, bajo la protección de su abuela.
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Su grupo Guardianes de la Vida cuenta ahora con al menos 11 capítulos y más de 200 miembros por toda Colombia. El año pasado sembró cientos de árboles y entregó una petición al gobierno colombiano para que prohíba el uso de plásticos no reciclables. El año pasado habló ante el Congreso de la nación.
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El 15 de enero, el niño recibió un lúgubre mensaje en Twitter lleno de groserías y firmado con un nombre falso, en respuesta a un video donde el menor le pedía a Duque mejorar el acceso a internet a los alumnos obligados a estudiar en la casa debido a la pandemia.
Tales amenazas tienen peso en Colombia. La ONU estima que unos 53 líderes comunitarios fueron asesinados el año pasado en el país sudamericano, e investiga denuncias de otros 80 crímenes. Colombia está en un delicado proceso de restaurar la paz tras décadas de lucha guerrillera y batallas entre cárteles del narcotráfico y paramilitares.
Twitter suspendió la cuenta desde donde provino la amenaza y el niño recibió cientos de mensajes de apoyo, incluso una carta firmada por la alta comisionada de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, y entregada personalmente por representantes de la ONU.
En su casa en Villeta, un poblado rodeado de montañas, Francisco dijo que acepta “crítica constructiva” y que está tratando de ignorar la amenaza y otros mensajes que lo acusan de ser títere de políticos izquierdistas.
Insiste en que su grupo seguirá haciendo campaña contra la fracturación hidráulica y para que queden prohibidos los plásticos no reciclables, una iniciativa que fue objeto de una petición el año pasado con 24 mil firmas.
Su madre, Ana María Manzanares, espera que la amenaza no haya sido más que una broma de mal gusto.