Mexicanos organizan boda con temática 'nazi' en Tlaxcala
Ha llegado, en un noventero vochito que Fernando camufló y adornó con suásticas en el cofre y fotos de Hitler en la guantera
Se observan al novio, y a tres de sus amigos, llegar a la iglesia uniformados de soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Fernando y Josefina entraron a una parroquia de Tlaxcala, escogieron el 29 de abril para casarse porque justo hace 77 años, un día antes de suicidarse, se casaron Adolfo Hitler y Eva Braun.
En aquella boda por el civil, Josefina le puso una suástica a su vestido blanco y Fernando vistió el mismo traje gris donde viene metido hoy: el de las Waffen SS, el cuerpo élite de las Schutzstaffel, el brazo armado de Hitler. “Alguien subió a internet la foto que nos tomaron con el pastel y ¿qué crees?: recibimos muchas críticas, hasta amenazas de muerte”, se queja Fernando antes de saludar al sacerdote que ya lo conoce.
“La vez que bauticé a mis dos hijos también vine uniformado y no me dijo nada”. Al niño le llamaron Reinhard por el general Reinhard Heydrich, el líder máximo de las SS. Y a la niña, Hanna Gertrud. Por Hanna Reitsch, una célebre piloto del ejército nazi que, según el mito, rescató a Hitler del búnker donde estaba agazapado. Y por Gertrud Scholtz-Klink, la que fuera presidenta de la Liga Nacional de Mujeres Nacionalsocialistas.
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Para esta boda, Josefina no usa ningún símbolo alusivo al ejército alemán. Ha llegado, en un noventero vochito que Fernando camufló y adornó con suásticas en el cofre y fotos de Hitler en la guantera. “Yo no sabía mucho de la historia pero me la contó mi esposo y lo apoyo porque tengo a un marido responsable”, dijo y que su familia no la juzga.
A diferencia de Josefina, Fernando, pelado a la Hitler haircut o a la Peaky Blinders, carga con un quepí que tiene zurcido el emblema del águila imperial; trae una bocamanga con el nombre de la primera división de las Waffen SS: la división Adolf Hitler; en el saco se ha colgado la Cruz de Hierro y otras insignias rúnicas de las SS; sus manos están apretadas de anillos de la división Vikingo; las botas federica brillan igual que las llantas del vochito; y trae fajada la réplica hecha en Japón de una Walther CP99, la pistola de Hitler y de James Bond. —¿Admiras a Hitler? —le preguntaron después de la misa —Sí, sí —responde sin masticar la idea—. Yo sé que para mucha gente, Hitler es un genocida, un símbolo del racismo y de la violencia. Pero la gente juzga sin tener información o por creer en la historia de los vencedores. Hitler era vegetariano, sacó a su país de la pobreza extrema y le devolvió a su pueblo los territorios perdidos en la Primera Guerra Mundial. Su gente lo amó. Nos han hecho creer que Hitler era un racista pero se acercó a saludar a Jesse Owens en las Olimpiadas de 1936.
Se le menciona que Alemania no quiere saber de Hitler a lo que responde: —La palabra nazi es un invento de Hollywood para hacerlo peyorativo. A mí la Nacionalsocialista, desde que tengo 16 años, o sea, desde hace 22 años, me ha ayudado a tener disciplina: no bebo, no fumo, no tengo tatuajes, no daño a terceros. Incluso, en nuestro club no andamos reclutando gente. Es un club privado, más no clandestino, que recrea la historia. —¿Has tenido problemas por tus creencias? —Como mi papá y mis tíos también son seguidores de la NS, desde niño me ha confrontado la gente. Me han pegado, me han escupido y hasta me han aventado el carro cuando voy manejando mi vochito. La peor ha sido la vez en que me apuntaron con una pistola y me gritaron nazi. Pero lo bonito de amar un ideal es morir por él.