Entre 2.000 y 4.000 bolsas de plástico reciclado puede confeccionar a diario la fábrica de Mario Álvarez en las afueras de la capital mexicana. Pero durante esta crisis sanitaria, su producto no servirá como bolsa de basura sino como saco para transportar cadáveres de fallecidos por COVID-19.
La asociación Recicladores Unidos de Bolsas Plásticas (Ruboplast) ha recibido el encargo por parte de una empresa comercializadora para fabricar 20.000 bolsas para depositar víctimas del coronavirus SARS-CoV2, que lleva 5.847 contagios confirmados y 449 muertos en el país.
Cerca de una veintena de personas trabaja a contrarreloj en esta vieja nave industrial de Ecatepec de Morelos llena de montañas de plástico para completar el proceso para la elaboración de las bolsas, desde la selección de plásticos reciclables hasta la confección del saco.
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