Desde la fascinación que provocó inicialmente, al ponerle frescura a la familia real británica, hasta su encuentro con "The Firm", la expresión irónica utilizada para referirse a la monarquía como una lucrativa empresa, Meghan Markle parece seguir los pasos de la difunta Diana.
La boda que se llevó a cabo en mayo del 2018 de esta popular actriz de televisión, una activista feminista californiana mestiza criada en el relajado desenfado de Hollywood, con el príncipe Enrique, nieto de la reyna Isabel II, fue propia de un cuento de hadas y parecía destinada a modernizar la imagen de la realeza.
Pero dos años después, Meghan, de 39 años, sacudió a la institución con su decisión de abandonar sus obligaciones como miembro de la familia real para mudarse con Enrique y su bebé Archie primero a Canadá y luego a Estados Unidos, donde la pareja trabaja actualmente produciendo documentales para Netflix y podcasts para Spotify.
Y ahora, en una reciente entrevista con la estrella estadounidense de la televisión y amiga Oprah Winfrey, que se emitirá el domingo, se posiciona contra el palacio de Buckingham, "The Firm", acusándolo de decir "mentiras" sobre ella.
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