Hay tráfico sexual detrás del K-Pop
Revelan lo ‘sucio’ que se volvió la industria artística que atrae a jóvenes
Si el K-Pop tiene un ‘hogar espiritual’, probablemente sea SMTown. El complejo de seis pisos, administrado por SM Entertainment y ubicado en el adinerado barrio Gangnam de Seúl, es un ‘santuario’ de alta tecnología dedicado al producto cultural de exportación más importante de Corea del Sur.
Hay otra sección donde se honra a SHINee, una banda de cinco hombres, aunque lo más correcto es decir que era de cinco hombres. En diciembre de 2017, su vocalista Kim Jong-hyun se suicidó en su departamento en Seúl.
“La depresión poco a poco me fue debilitando y finalmente me devoró” escribió en su nota suicida. “No era mi destino convertirme en una estrella… Es un milagro que haya durado tanto tiempo”, expresó Kim, quien solo tenía 27 años cuando se quitó la vida.
Noticia Relacionada
El ‘ídolo’, la piedra angular de este género musical, es ‘creado’ desde su adolescencia con varios años de intenso entrenamiento. Cuando por fin está listo para ser presentado al público, las discográficas lo integran a un grupo, con lo que su imagen y voz fluyen a través de las canciones, videos musicales y transmisiones por redes sociales que llegan a los fans en el este de Asia.
Noticia Relacionada
Pero ese ‘muro de pureza’ cayó en enero de este año, debido a un escándalo que sigue azotando a la industria del K-Pop. Todo inició cuando un hombre declaró que había sido golpeado por los guardias de un club nocturno, llamado “Burning Sun”, cuando trató de detener una agresión sexual. El asunto escaló porque este centro es propiedad parcial de Seungri, una de las estrellas más redituables del K-Pop. La afirmación dio paso a una serie de acusaciones relacionadas con tráfico sexual, violaciones en citas, grabaciones con cámaras espía y sobornos. Seungri y otros ‘ídolos’ están bajo investigación criminal, mientras que el fundador de YG Entertainment, la responsable del Gangnam Style, el primer hit a nivel mundial del K-Pop, renunció.