Una mala vibra o energía negativa es una influencia que puede ser tanto interna como externa que nos cansa, enferma, irrita o interfiere con el buen flujo de energía de un lugar o una persona.

No quiere decir que las cosas malas que nos pasan tienen que ver con algo ‘malévolo’ o la mala suerte, sino con las emociones y pensamientos negativos que pueden venir de terceras personas o inclusive de nosotros mismos.

Esta ‘pesadez’ abunda en todos lados, en el exterior, sea en la calle o tu trabajo, pero lo malo es cuando sientes que ha llegado a tu casa, un lugar propio y ‘sagrado’ donde no debería haber malas vibras. ¿Cómo saber que hay algo malo?

Estar demasiado cansado:

¿Todo el tiempo te sientes con ganas de irte a la cama, aunque hayas dormido lo suficiente? Si te hace falta energía, a pesar de que comiste bien o haces ejercicio suficiente, es una señal de que algo está mal.

Discusiones fuera de lo normal:

Tal vez estás más sensible que nunca y de la nada comienzan a haber más peleas con tu familia o tus compañeros de trabajo.

Cambios de humor repentinos:

A veces estás irritable, otras más te sientes triste, o quieres que los demás te dejen solo, aunque tal vez tú mismo reconozcas que no hay razón alguna por la que te sientas tan enojado o voluble.

Dolores de cabeza:

Puedes tener jaquecas o migrañas, un sentimiento de que alguien te está pinchando u oprimiendo la cabeza, aunque tu presión arterial esté bien o bajo control.

Espasmos:

Otros síntomas físicos son dolores en el estómago, cólicos, espasmos musculares, con una sensación de malestar en general con la que quieres ponerte a gritar de la nada.

Insomnio:

 De la nada, parece que no duermes, no te da sueño o estás pasando noches bastante malas, girando entre las sábanas, aunque no consideres que hay algo que esté girando en tu cabeza.

Pesadillas:

O, por lo contrario, pasas tan mala noche que tu cerebro te está haciendo la mala jugada de provocarte terribles sueños donde lo peor que te imaginabas te está sucediendo y, por supuesto, despiertas aterrorizado, llorando y con el peor humor posible.

Enfermedades repetitivas:

Quizá tienes una tos o gripa que jamás se te quita, por más visitas al doctor o medicina que tomes. Puede ser una alergia inexplicable, aunque no sea temporada.

Olores feos:

Quizá notes que de repente tu casa huele medio feo, notas inexplicables olores raros y desagradables en alguna habitación o en todo tu hogar. Tal vez aparezca una mancha de humedad de la noche a la mañana.

Accidentes:

Otra señal más es que de la nada te comienzan a pasar resbalones, caídas, tropiezos, cosas que realmente nunca te habían pasado. Si son con mucha frecuencia, tal vez es señal de que alguien te está enviando daño.

Cosas rotas:

También la mala energía puede afectar a los objetos de nuestro hogar. Por decir algo, los focos o bombillas pueden dejar de funcionar, romperse o hasta explotar de la nada. Uno es casualidad, ¿dos? ¡Aguas! También se rompen vasos, adornos, floreros... Hasta se echan a perder los electrodomésticos.

Ante todo esto, ¿qué hacer? Hay que buscar de entrada el origen de esto. ¿Tal vez eres tú mismo quien los está provocando con tu propia mala energía, mal humor, negatividad? Haz un examen de conciencia y admite si eres tú quien debe salir de ese hoyo. Aunque también hay que considerar que alguien externo sea quien esté mandándote todo esto. Puede ser un compañero, ‘ami- go’ o hasta un familiar envidioso y te esté mandando energía tóxica. Hay varias opciones y métodos para saber qué tanta mala energía hay en un lugar. Por ejemplo, puedes usar un simple recipiente de agua. El agua es un conductor de energía, limpia, sana y busca un balance del flujo de nuestras emociones.

Puedes poner un recipiente con agua en la habitación donde crees que la energía es más pesada y después ver si el agua queda sucia o turbia. Luego TIRA esa agua fuera de tu casa.