INAH recupera escultura del Hombre-Coyote
Desde hace 30 años, la pieza estaba en posesión de una familia de Michoacán, pero después de un largo proceso jurídico fue entregada al Centro INAH Michoacán
Desde hace 30 años, el Hombre-Coyote estaba en posesión de una familia de Michoacán, pero después de un largo proceso jurídico la pieza prehispánica fue entregada al Centro INAH Michoacán.
Especialistas realizarán un dictamen del estado de conservación de la pieza, ya que presenta una serie de fracturas y faltantes, producto del paso del tiempo y quizá de su arrastre con maquinaria pesada, al momento de su hallazgo, señaló Marco Antonio Rodríguez Espinosa, director del Centro INAH Michoacán.
La escultura se encuentra ahora en las instalaciones del Centro INAH Michoacán, donde es resguardada para su restauración e investigación. Una vez que el INAH defina y ejecute el proyecto de conservación, la pieza podrá integrarse y tener un lugar de honor dentro de la colección arqueológica del museo comunitario del ayuntamiento.
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Hace tres décadas, durante trabajos de introducción del drenaje en la colonia Llanos de Canícuaro, en Tacámbaro de Codallos, se localizó la escultura de este Hombre-Coyote posado sobre una especie de trono, una representación común dentro de la escultórica tarasca.
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El arqueólogo José Luis Punzo indicó que fue hallada en Tacámbaro, en la Tierra Caliente de Michoacán, donde se asentó una de las principales ciudades del Irechequa o área de dominio de Tzintzuntzan, el gran señorío tarasco.
Este imperio, que rivalizó con el mexica del centro de México, tuvo su mayor concentración en el actual territorio michoacano en el periodo Posclásico Tardío (1400-1521 d.C.), pero también abarcó parte de los estados de Jalisco, Colima y Nayarit, Guerrero, Sinaloa, Guanajuato y el Estado de México.
El investigador del Centro INAH, quien desde 2016 dirige un proyecto de investigación en Tacámbaro, señaló que la escultura es de factura completamente uacúsecha, es decir, parte del señorío tarasco y está hecha en basalto a escala natural: 1.08 metros de altura por 45 centímetros de ancho, de modo que solo es superada en tamaño por los chacmoles descubiertos en Ihuatzio.
“Se han encontrado representaciones de coyotes y una decena de figuras de hombre-coyote en Tzintzuntzan e Ihuatzio, muy parecidas en su factura a esta de Tacámbaro, pero de menores dimensiones, que van de los 40 a los 50 centímetros, una de ellas fue llevada por el etnógrafo noruego Carl Lumholtz a Europa y actualmente se encuentra en un museo de Berlín, en Alemania”.
En términos estrictamente arqueológicos, dijo, los coyotes son mucho más importantes en la cultura tarasca, pues hasta ahora no se han encontrado señores-águila.
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