Regresan con sus caricias a la calle, pese a la pandemia del covid

Con los riesgos que representan el oficio, retomaron su trabajo para llevar dinero a sus casas sexo servidora

Pese a la pandemia derivada por el Covid-19, el oficio de la prostitución sigue ejerciéndose, sobre todo en el boulevard Adolfo Ruiz Cortines y sobre la calle Constitución, cerca del Mercado José María Pino Suárez.

En un recorrido realizado por Diario Presente, se constató que muchas mujeres tienen que salir a arriesgarse doblemente a las calles, pues los servicios sexuales es la fuente de trabajo que han desempeñado desde hace más de una década.

Cabe mencionar que la actividad de la prostitución se detuvo los meses de marzo, abril y mayo, debido a las medidas sanitarias impuestas por las autoridades de los tres niveles de gobierno, pero con el regreso a la Nueva Normalidad, las trabajadoras sexuales también han regresado a laborar en las calles.

Al respecto, María Esther “N”, desde muy temprano llega a la esquina conformada por las calles Constitución y Pedro Fuentes de la colonia Centro a desempeñar la única actividad laboral que conoce desde que tenía 17 años, la prostitución.

Ella es una de las 527 mujeres de 18 a 53 años que practican uno de los oficios más remotos, por lo que para atraer más clientes, cubre sus atributos corporales con una vestimenta de dos piezas, un top y minafalda, ambos de color azul que hacían juego con las zapatillas.

Apostando regalar sus caricias a todo aquel que pasa por el lugar y tras un arreglo económico comentó que se va a las posadas más cercana que están por del mercado público José María Pino Suárez, para saciar instintos carnales de sus clientes y de nueva cuenta volver a la esquina donde pasa todo el día, para poder llevar los suficientes recursos a su madre e hija que dependen de ella.

“No me da miedo el coronavirus, de algo tenemos que morirnos, trato de cuidarme a como puedo. Ya llevo 17 años en el oficio, además, tengo que llevar dinero a mi casa, así aprendí a ganarme la vida y es lo único que se hacer”, apuntó.

También, sostuvo que el trabajar en las calles no implica que tenga que ser denigrada, “no soy prostituta, soy una mujer que no tuvo las mismas oportunidades para salir adelante en esta vida”, puntualizó.

Relató haber conocido este mundo de entregar su cuerpo a cambio de dinero, luego de haber sido vendida por su madre… “¿Quién desea a una mujer que era presentada a los hombres por ser de cascos ligeros?”, dijo.

También, comentó que pese a los cuidados que ha tenido, sólo ha sufrido enfermedades venéreas como la sífilis y ha contraído constantes infecciones, pero en estos momentos se encuentra controlada de sus enfermedades.

“Hasta ahorita, te repito, no me ha dado coronavirus, a tres de mis compañeras sí les dio, se infectaron y una de ellas estuvo muy grave y eso ha llevado a que no seamos tan solicitadas”, recalcó María Esther “N”, quien por cien pesos nos 

otorgó la entrevista.

Los datos de la coordinación de salud municipal que fueron obtenidos por Diario Presente, a través del portal de trasparencia, dan a conocer que la mayoría de las enfermedades contraídas por estas mujeres son Sifilis, Tricomas, Vaginosis y VIH, siendo esta última la más peligrosa y donde oficialmente les impiden ya volver a trabajar por el riesgo de contagio.

Cabe mencionar que de acuerdo a la Coordinación de Salud del municipio de Centro, las trabajadoras sexuales tienen que pasar por una verificación de salud para evitar la propagación de alguna enfermedad venérea que pueda salirse de control por malos cuidados por parte de estas damas.

Conforme la actividad laboral ha ido regresando a la normalidad, las sexo servidoras pues también volvieron a trabajar; pero la actividad ha ido en decadencia a causa del temor a que ahora ellas también sean portadoras y transmisoras del Covid-19.