De acuerdo con Ten Arquitectos, el Museo Elevado de Villahermosa (Musevi), fue la parte inicial de un plan maestro llamado “Paseo de Las Ilusiones”, cuya intención fue rediseñar por completo avenida Paseo Tabasco y plantearla como un eje económico y turístico de Tabasco.
Con un costo estimado en 65 millones de pesos, la obra del arquitecto Enrique Norten se describe como sigue: “estructura en forma de boomerang con elementos de acceso hacia la Laguna de las Ilusiones (al norte l y al Vaso Cencali (al sur). El museo se complementa con un anfiteatro al aire libre que conecta físicamente con los dos lagos antes mencionados. Con este proyecto se propone una nueva forma de exhibición y espacio público, fomentando al mismo tiempo, la conectividad y encuentro social”.
Concluido en 2011 e inaugurado para conmemorar el 464 aniversario de la fundación de Villahermosa con Jesús Alí como alcalde, a más de una década de distancia se aprecia que el Musevi ha servido para otras formas de exhibición y de encuentros, que los desarrolladores del proyecto acaso no imaginaron.
Sabido es que esas instalaciones no sirvieron para mantener exposiciones artísticas o culturales porque carecen de las condiciones mínimas para ello, en la medida en que estarían expuestas constantemente a la humedad, el calor, el robo o maltrato. En cambio, cierto grupo de personas sí ha podido utilizar el espacio para vincularse de formas más íntimas con otros, pues el Musevi fue y continúa siendo escenario de encuentros entre parejas que se citan en el lugar para tener sexo casual en las noches, cuando no hay vigilancia. También es un sitio recurrente para la población que consume diversos tipos de drogas, muchos de ellos en situación de calle.
Luego de fracasar como espacio cultural o comercial, sirvió allá por el año 2016 como salón de fiestas para los universitarios de la División Académica de Ciencias de la Salud de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Pero parece que el Musevi está condenado a seguir como refugio para quienes se entregan al consumo de drogas o de cuerpos, protegidos en la penumbra por la indiferencia de las autoridades.
Aunque la iniciativa privada, encabezada por la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) de Villahermosa, ha propuesto proyectos y colectas para financiar la recuperación de este espacio público, hasta el momento no ha habido acuerdo con las autoridades del Ayuntamiento de Centro.
La alcaldesa Yolanda Osuna Huerta ha dicho que sí existe la intención de rehabilitar la estructura que está en pie, sin embargo, señaló que habrá que buscar otro tipo de financiamiento para allegarse recursos, además de realizar una primera intervención para tener condiciones adecuadas para la entrada y salida de los visitantes, así como seguridad.
No se trata del Musevi como un espacio aislado, dijo, sino de hacer un diagnóstico integral que incluya al parque Tomás Garrido Canabal. La presidenta municipal ha dado a entender que por ahora las prioridades de su administración son otras.
Se ha propuesto retomar el Musevi como un espacio para la cultura y el comercio: convertirlo en un corredor del chocolate, o del agua, o de petróleo, o bien, hacerlo un centro de negocios. Sin embargo, las autoridades deben tener cuidado al decidir el proyecto a desarrollar para evitar sumar otro carísimo fracaso monumental a la zona. Hay que recordar que junto al Musevi se encuentran las Fuentes Danzarinas, que tampoco sirven, y que según la Administración del ex alcalde Evaristo Hernández, costaría unos 15 millones de pesos rehabilitar. Lo cual, se dijo entonces, carece de sentido porque el equipo de esas fuentes no está diseñado para trabajar con agua sucia como la de la laguna. Así pues, de esa estructura que tuvo un costo aproximado de 140 millones de pesos, únicamente se aprovechan los lagartos que la usan para tomar el sol.