Pese a ser una de las obras que el pasado gobierno federal planteó como uno de los trabajos más importantes para Tabasco, el distribuidor vial “La Pigua” registra múltiples deficiencias que han sido reportadas por usuarios e incluso por expertos en la materia.
Uno de los principales defectos que ha sido identificado en el puente es el hundimiento que ha sido reconocido por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el cual se presentó después de la inauguración oficial de la estructura que se llevó a cabo en el año 2016.
De acuerdo a la dependencia federal, la edificación del puente costó alrededor de mil 26 millones de pesos, cifra que tuvo el objetivo de mejorar la movilización de unidades y camiones de carga pesada a través de esta estructura hacia el Sureste del país.
Sin embargo, desde el 2017 se identificaron diversos problemas en los aproches (loza de concreto para unir la base con la plataforma del puente), luminarias, drenaje e incluso en la sincronía de los semáforos que distribuyen a los vehículos que a diario transitan por la zona.
Se estima que alrededor de 28 mil 278 vehículos transitan a diario por la estructura, especialmente quienes se dirigen a los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán, ya que mediante el puente los usuarios pueden acceder a la carretera Villahermosa-Frontera.
En las rampas de acceso del distribuidor se han registrado fracturas que impiden la libre circulación de coches compactos y motocicletas, ya que deben reducir su velocidad para evitar dañar sus neumáticos y motores.
Según el especialista en ingeniería civil, José Lourdes Félix Hernández, las cepas de la edificación tienen fracturas que han sido generadas por las vibraciones de la estructura, lo cual –dijo- se debe a los malos cálculos de los encargados en la construcción.
“Es necesario que la Federación cuente con personal preparado para hacer los cálculos correspondientes antes de hacer una estructura, pero no lo hacen y por ello se tienen resultados negativos que costarían mucho dinero arreglar”, comentó Félix Hernández.
Es necesario recordar que “La Pigua” tuvo el objetivo de ‘generar ahorros en recorridos con menos de 20 minutos’, donde además los vehículos pueden recorrer el sitio a 60 kilómetros por hora.
Después de la inauguración que encabezó el ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, la obra ganó el título de la Obra del Año (ODA) debido a su “impacto en la vida del sureste mexicano”.
Ciudadanos comentaron a Diario Presente que después de dos años de la apertura oficial de la obra detectaron los diversos problemas que actualmente prevalecen, lo cual aseguran es ‘falta de compromiso de las autoridades correspondientes’.
De acuerdo a fuentes extraoficiales, la empresa Mota-Engil fue la encargada de la construcción de la obra, sin embargo los pilotes que sostienen la estructura no cuentan con la medida correcta que evite hundimientos en las vías.
DAÑO A AUTOS
Hasta 5 mil pesos gastan tabasqueños en la reparación de sus vehículos, esto debido a los daños ocasionados por fracturas de aproches y de las rampas de acceso de puentes, pues llantas, amortiguadores y la suspensión de automóviles resultan afectados por golpes.
De acuerdo a Marco Antonio Díaz Martínez, experto en mecánica automotriz, comentó que más de seis piezas deben ser cambiadas cuando un coche circula en calles y puentes en malas condiciones, lo cual podría implicar gastos que varían entre los 2 mil y 5 mil pesos según el modelo.
“Cuando un carro pasa por esas aberturas a más de 60 kilómetros por hora la suspensión es dañada, y consecuentemente las rótulas, varillas, terminales de dirección, neumáticos y amortiguadores, algo que es común en nuestra ciudad debido a las condiciones de estas infraestructuras”, comentó en entrevista.
Detalló que los inconvenientes inician a detectarse cuando las llantas registran hernias y eso obliga a cambiarlas para evitar otros incidentes.
Sin embargo, realizar este paso implica gastar al menos mil 500 pesos en un neumático, los cuales varían según el tamaño y el tipo de vehículo.
Posteriormente, la unidad debe ser evaluada para detectar fallas en las distintas piezas que conforman la suspensión.
“Además de esto, un amortiguador nuevo cuesta mil 500 pesos, y si todos los que tiene un carro resultan dañados tendrían que comprarse los 4, lo cual sería un gasto superior a los 5 mil pesos.
Esto es ocasionado por esas aberturas y otros desperfectos que al final son los automovilistas quienes terminan perdiendo”, comentó.