Malabaristas, vendedores y migrantes nuevamente se han apoderado de los cruceros de la capital del estado, en busca de una moneda, para sobrevivir.
Sorteando la pandemia, sin miedo a enfrentar el riesgo de andar en la calle, zigzagean entre los automóviles buscando ganar dinero para comer.
En la nueva normalidad, aprecian hoy en día a más de 6 personas pidiendo limosna o vendiendo algún tipo de producto.
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Por ejemplo, Mauricio oferta sus productos, con la mano derecha levantada oferta “guayas” a 30 pesos, mientras que con la izquierda oferta “chinín” a 40 la bolsa.
Es un vendedor ambulante que desde hace varios años atrás se dedica a vender ya sea frutas o verduras que sean de la temporada, por la pandemia había dejado de salir a las calles, pero hoy, la necesidad lo hizo regresar.