Más que una “nueva normalidad”, lo que tenemos que aprender es a vivir en la “anormalidad”, porque nuestra existencia será de una manera diferente, con cuidados permanentes; además, vamos a estar -“en el resto del año por lo menos”- en recaídas, vuelta abrir y regreso de contagios, advierte el doctor en sociología e investigador de la Universidad Veracruzana, Alberto Olvera Rivera.
El especialista refiere, en diálogo con Presente, que la actual epidemia nos ha mostrado la fragilidad del sistema de salud y la vulnerabilidad de la mayoría de la población, la desigualdad en el acceso al empleo y a los servicios y la falta de una política coherente.
NUEVOS HÁBITOS
VMS: Estamos en la etapa del retorno a las actividades lo que ha generado también polémica.
Alberto Olivera Rivera: El regreso de las actividades productivas es para el sector minoritario que se pudo dar el lujo de suspender. Las condiciones para el regreso tiene que ser muy estrictas, en los centros de trabajo formales, como las gigantescas oficinas de Pemex que hay en Villahermosa, los comercios grandes, las plazas, los restaurantes, necesitan tener medidas sanitarias estrictas. El problema es que las empresas están descapitalizadas después de meses sin trabajar, va a haber muy poca capacidad para crear las condiciones para un regreso seguro al trabajo.
VMS: Pero no es sólo la seguridad en las empresas…
AOR: No sirve de mucho que tengas condiciones sanitarias en el lugar de trabajo si llegar ahí es un riesgo, como sucede en el transporte público si no todos usamos mascarillas. Además, no hay disponibles en el mercado sino muy caras y muy malas. Son desechables y la gente las recircula, lo cual quiere decir que se vuelven peligrosas, un caldo de cultivo para la diseminación de la epidemia.
VMS: El impacto de la epidemia en la economía se advierte difícil
AOR: Nos enfrentamos a un futuro inmediato sumamente dramático y complejo, sería ilusorio negarlo. Vamos a vivir un altísimo desempleo y una situación crítica por lo menos un año. En Tabasco tienen la experiencia de lo que esto significa, en los años 2017 y 2018 tuvieron una crisis muy fuerte, aún no han salido. Con la caída de la industria petrolera, saben lo que eso significa: incremento de la delincuencia común, drogadicción juvenil, migración, todo esto lo vamos a volver a tener. Tal vez a Tabasco le ayude un poco que se va a seguir construyendo la refinería de Dos Bocas, alguna derrama dejará, pero muy poco habrá disponible como empleo productivo. Tenemos que ver como lidiamos con un incremento de la pobreza.
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VMS: Se habla de una nueva normalidad…
AOR: El concepto es contradictorio en sí mismo. En la normalidad se reproduce un mecanismo ya establecido, y si es nuevo pues ya no es la normalidad. Vamos a vivir de una manera diferente y que nos tomará tiempo aprender: andar siempre con cubrebocas, evitar concentraciones masivas, tener mucho cuidado en nuestro movimiento. Va a haber brotes de contagios, cierres parciales, cierres totales, cierres temporales. Más bien lo que tenemos que aprender es la anormalidad. Tenemos que estar dispuestos a asumir los costos de esta circunstancia.
UN SISTEMA PRECARIO
Experimentado en labores junto a organizaciones de la sociedad civil, Olvera Rivera reconoce que tenemos poca conciencia de la gravedad de esta pandemia, pero considera que “las campañas del gobierno fueron escasas, insuficientes y además hubo mensajes cruzados y contradictorios. No hemos tenido una política coherente. Entonces: ni hay condiciones materiales para quedarse en casa, ni hay un mensaje sistemático y coherente. No debemos hablar de una ciudadanía irresponsable, sin duda los hay, pero se requiere de una política de encierro viable y tolerable para la gente”.
“Si algo entendemos ahora mejor que antes –señala- es que tenemos un sistema de salud muy precario; que ya venía sufriendo de una baja inversión en los gobiernos anteriores especialmente durante la época de Enrique Peña Nieto, pero que se ha complicado aún más con los cambios en el nuevo gobierno”.
Reconoce que la idea de tener un sistema universal de salud es buena, “nada más que para hacer eso hay que tener un proyecto distinto, menos hospitalario más de medicina social, más preventivo”.
El también integrante del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de la Ciencia puntualiza que “la tasa de muertes en México por el COVID es muy superior a las aceptadas oficialmente y tiene que ver con esta carencia de infraestructura de personal capacitado y también con un historial de desconfianza de la población hacia el sistema de salud”.
AOR: Ustedes lo notan en Villahermosa con la situación precaria de los hospitales de Pemex, pero se extiende también a los hospitales del ISTTE, del IMSS y, por supuesto, a los sistemas estatales. Hoy sabemos que tenemos un sistema de salud que carece de los medios básicos necesarios para atender emergencias y esto pone en riesgo a los trabajadores de la salud en primer lugar y también ha disminuido las posibilidades de atención a la población abierta.
VMS: ¿Qué se requiere?
AOR: Tenemos que reforzar urgentemente el sistema de salud con mucha mayor inversión y con una reconceptualización de cómo funciona; fortalecer la prevención, ante todo los centros de salud comunitarios y de barrio donde deberían ser tratadas las personas con enfermedades crónicas. Establecer ahí el primer cerco anti epidemiológico.
Hay sin duda un gran esfuerzo de médicos y enfermeras, pero requieren más capacitación. Esto a su vez tiene que ver con condiciones laborales, con el sindicalismo corrupto que determinan quién entra a trabajar, quién tiene base y quién no la tiene. Son sindicatos mafiosos. No tenemos un verdadero servicio civil de carrera. También hay que mejorar nuestras facultades de medicina.
VMS: Una reforma profunda…
AOR: Que también establezca criterios de servicio. Tenemos muchos ejemplos de mal trato a la población más pobre en el sistema hospitalario. Algunos actos irracionales de resistencia de la población a las campañas de salud tienen que ver con esas malas experiencias.
VMS: Este gobierno heredó un sistema desmantelado
AOR: Hay razón en la critica que se la ha hecho al sistema de salud implantado en los 70 años pasados, era un sistema muy fragmentado administrativamente lo que hace que haya poca eficacia en su funcionamiento. Por otro lado tenemos que invertir más en salud como país. México invierte solo el 3% del PIB en salud, el promedio de los países de América Latina anda entre el 6 y el 7% y en los países desarrollados hasta el 9%. Tenemos un sistema sub financiado, por eso hay un déficit monumental de capacidades.
VMS: ¿Cambiar hábitos? Se le pidió a la gente que colaborara quedándose en casa.
AOR: Cumplir esa instrucción principal es prohibitivo para la mayoría. No se le puede pedir al 70% de la población que trabaja en la economía informal que se quede en casa cuando si no salen no comen, sobre todo en los estados del sur como Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Guerrero.
VMS: ¿Cómo hacerle?
AOR: Es absurdo un exhorto sin que se acompañe de algún tipo de política pública, algún subsidio, algún tipo de apoyo económico o por lo menos alimentario. Quedarse en casa es un lujo de clases medias y altas. No podemos pensar que se va a obedecer una instrucción de este tipo sin garantizar la subsistencia de las personas.