- Verdaderamente da pena ajena leer diariamente en la mayoría de los periódicos y revistas que se publican en nuestro amado Tabasco, tantas sandeces, inexactitudes, barbaridades o como se le quiera o pueda llamar, no solamente en lo que se refiere a ortografía y concordancia, sino en otro tipo de informaciones que antaño recibíamos en la escuela primaria, pero que ahora, con los maestros tan bien preparados con que se cuenta, que dicen reprueban alegremente los exámenes a que son sometidos, pues, ¿qué podemos esperar? A veces nos preguntamos: ¿Y qué diablos nos importa que se digan tantas idioteces, si nosotros ya somos inmunes a ellas? Pero el hecho de que los jóvenes poco ilustrados que las lean, vayan a repetirlas sin averiguar si son ciertas o no, es lo que nos impele a tratar de corregir tanta estulticia, aunque tal vez no seamos leídos y menos creídos, ya que formamos parte de una minoría en un estado en el que las mayorías, desafortunadamente incultas o de plano ignorantes, son las que se imponen y dominan.
- En los cada día más lejanos y recordados años en que cursamos la educación primaria, tanto en nuestro amado puerto de Frontera como en esta querida ciudad de Villahermosa, una de las materias principales fue y debiera seguir siendo, la de ciencias naturales, que se conformaba con nociones elementales de anatomía, biología, zoología y botánica. Merced a las ciencias naturales supimos en aquel entonces que la naturaleza se integraba por tres reinos: el reino animal, el reino vegetal y el reino mineral; que los primeros reinos, el animal y el vegetal están compuestos de seres vivientes, cuyas funciones primordiales son las de nacer, crecer, reproducirse y morir; aprendimos también, que el reino animal está integrado, precisamente por los animales, en el buen sentido del término, y que éstos se dividen en dos grandes clases: vertebrados e invertebrados.
- Se nos enseñó que los animales vertebrados son aquellos que cuentan con un esqueleto y sangre roja —así de simples eran las explicaciones que recibíamos y que aprendíamos sin olvidarlas nunca, por lo que estamos citando de memoria—, a su vez, los vertebrados se dividen en cinco grandes grupos, a saber: mamíferos, aves, reptiles, batracios y peces. Los mamíferos, entre los que se cuenta el hombre, se caracterizan por tener sangre caliente, el cuerpo cubierto de pelos en su mayoría, ser vivíparos y alimentados en sus primeros meses con la leche materna. Las aves tienen también sangre caliente, el cuerpo cubierto de plumas, son ovíparas y la mayor parte de ellas tiene la facultad de volar, gracias a sus alas. Por lo que hace a los reptiles, tienen sangre fría, son ovíparos y reptan o se arrastran para desplazarse de un lugar otro. Los batracios o anfibios, tienen sangre fría, son ovíparos y durante su primera etapa de vida son acuáticos —recordemos los renacuajos, entre nosotros llamados gurusapos— y después se transforman para poder vivir en tierra, como los sapos y las ranas. Por último, los peces también son ovíparos, de sangre fría y están capacitados para vivir en el agua.
Si bien con aquellas sencillísimas definiciones no podíamos sustentar una conferencia, sí adquiríamos los conocimientos necesarios para poder diferenciar unas especies de otras, cosa que dudamos mucho puedan hacer, con sólo las nociones adquiridas en las aulas, los actuales alumnos de primaria.
Pero es cuando se refieren a los reptiles, cuando los señores periodistas, casi sin excepción, echan la perra al agua, como veremos más adelante, pues antes debemos agregar, que los reptiles para su estudio se dividen en cuatro grandes grupos que son: saurios, ofidios, quelonios y cocodrilianos.
- Los primeros, o sean los saurios, son todos los reptiles conocidos comúnmente como lagartos en casi todo el mundo, menos aquí en Tabasco, y prueba de lo que afirmamos es la definición que de lagarto nos da el Diccionario Enciclopédico Espasa: "Nombre común a aquellos saurios de la familia de los lacértidos y del género lacerta, que suelen medir de 50 a 80 cm desde la parte anterior de la cabeza hasta la extremidad de la cola". Por su parte, el maestro Francisco J. Santamaría en su Diccionario de Mejicanismos asienta que lagarto es: "El gran reptil que el Diccionario describe por caimán. Designación propiamente local del sureste (Tabasco, Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán.)" Al ampliar su explicación sobre el tema, el ilustre lexicógrafo tabasqueño comete el pecado de considerar saurio al "gran caimán".
- Con la duda de que, efectivamente el caimán fuese un saurio, recurrimos al ya citado Diccionario Enciclopédico Espasa, el que nos dice lo siguiente sobre el caimán: "Nombre de los reptiles de la familia de los aligatóridos, orden de los cocodrilianos", es decir, que claramente dicho lexicón nos informa que, al igual que el yacaré, el caimán es cocodriliano.
En Tabasco hay una considerable variedad de saurios, entre los que se encuentran los siguientes, que son los más conocidos: lagartijas, iguanas, toloques, salamanquesas, guardacasas y azpoques.
Los ofidios se clasifican en tres grupos: culebras, serpientes y víboras, cuyas características tal vez podremos explicar en alguna otra ocasión.
- Los quelonios son los reptiles que están dotados de un caparazón o concha y por esta característica es que entre nosotros se les llama "conchas", y como ejemplo de ello, seguidamente reproducimos el fragmento del poema "En Tabasco" de Ángel Suárez Rodríguez, que dice así: "En Tabasco,/ si el agua destruye las cosechas,/ abre el río su caudal de peces y de conchas/ y se aleja frustrada la miseria." Pues bien, en el mundo se conocen más de 300 especies de quelonios, de las que en nuestro estado contamos con siete, que enumeramos a continuación: tortuga blanca, hicotea, guao, chiquiguao, pochitoque, mojina y talmame, joloc o galapo.
Por último, los cocodrilianos son los reptiles que, como ya vimos, tal vez indebidamente conocemos como lagartos. El cocodrilo que más prolifera en Tabasco, es el de la especie moreletti. Además del cocodrilo, pertenecen a esta clasificación, el gavial del Nilo, el yacaré y el caimán.
UNA NECEDAD CONSTANTE
- Tras tan largos prolegómenos llegamos al asuntillo que nos obligó a escribirlo: la necedad constante, no sólo de llamarle lagartos a los cocodrilos, cosa que se podría aceptar como un modismo, regionalismo, idiotismo, barbarismo o lo que fuere, sino de considerarlos saurios. Ciertamente los lagartos, como nos lo explica ampliamente el Diccionario Enciclopédico Espasa, son saurios, pero los cocodrilos no lo son, sino que éstos, al igual que los yacarés, los gaviales y los caimanes, son cocodrilianos. Así que cuando nos reseñan que encontraron un gran saurio a media calle en tal o cual poblado, quienes recuerdan como nosotros las clases de ciencias naturales y todos aquellos que conozcan las clasificaciones de los reptiles, pensarán de inmediato que se trata de una gran iguana, un gran toloque o un gran azpoque, pero nunca, de un gran cocodrilo.
Item más: los grandes reptiles de la prehistoria, dinosaurios, tiranosaurios y demás, no tenían nada en común con los cocodrilos, sino con los saurios actuales, y como prueba, recordemos que uno de aquellos enormes reptiles se llamó iguanodonte, o sea, un antecedente tal vez, de las actuales iguanas.