En el penúltimo día de actividades del Festival Cultural Ceiba 2022, la tarde de este lunes se presentó el libro "Ninguna soledad como la mía" Antología Poética de Carlos Pellicer, con selección y prólogo del escritor español Juan Carlos Abril, e ilustraciones del artista tabasqueño Marco Tulio Lamoyi.
En el auditorio del Museo de Antropología "Carlos Pellicer Cámara", el doctor de literatura española por la Universidad de Granada dijo que el lector tiene en sus manos una antología que pretende recoger lo más destacado de una obra poética extensa e intensa de un autor imprescindible, y de un testimonio de vida.
"Es el ejemplo del quehacer creador de quien ante todo se sintió y reconoció como poeta, aunque, como es sabido, fue asimismo excelente escritor, brillante museógrafo, notable político y senador, en suma, maestro de maestros", aseguró el escritor.
Recordó que Pellicer nació en Villahermosa, Tabasco, y murió en la Ciudad de México, que explican meridianamente su ir y venir desde Tabasco a la Ciudad de México y viceversa, sin contar con sus muchísimos viajes por distintos países del mundo, pues era un viajero imparable por cielo, mar y tierra.
Puntualizó que Pellicer fue colaborador y amigo de Los Contemporáneos, fundador del nuevo Ateneo de la Juventud en 1919 y el que, ya en los setenta, inició en la vida política a un joven paisano llamado Andrés Manuel López Obrador.
En su oportunidad, el artista tabasqueño Marco Tulio Lamoyi agradeció a Juan Carlos Abril, poeta e intelectual de las letras del mundo y a la Secretaría de Cultura del estado, haberlo invitado para ilustrar la antología, que se encuentra en la portada y la contraportada del libro.
"Son un par de obras florales que festejan ese amor que el Poeta de América le profesaba a la pintura, porque como muchos sabrán, era un admirador y apasionado coleccionista de la obra de José María Velazco, pintor mexicano oriundo de Temascalcingo, Estado de México, en el año 1840", puntualizó.
Compartió con el público que en la ingenuidad de su temprana adolescencia, conoció a Pellicer en la oficina de su padre Sebastián Lamoyi, y se convirtió en un asiduo visitante al pequeño Museo de Antropología los domingos bajo la Plaza de Armas y a un costado de la cafetería juvenil Los Colorines.