La falta de espacios en los panteones ubicados en el municipio de Centro se han convertido en una problemática, sobre todo durante la pandemia, por la cifra de decesos a causa del virus, por lo que la población ha optado por trasladar a sus seres queridos fallecidos a camposantos ubicados a las afueras de la ciudad capital.
Esto, derivado de que los espacios de estos camposantos fueron adquiridos a perpetuidad lo que ocasiona que ya no existan lugares, para poder llevar a cabo una sepultura más.
En el caso del principal panteón de la ciudad de Villahermosa, denominado Panteón Central, fue considerado como uno de los íconos tradicionales y fue creado en 1816; su primera tumba data de 1843, donde yacen presuntamente los restos de Francisco Payró y tiene una superficie de 45 mil 334 metros cuadrados, donde hay 14 mil 340 tumbas que fueron adquiridas a perpetuidad.
De igual forma, los panteones ubicados en la colonia Tamulté de las Barrancas, de ocho mil 886 metros cuadrados, data de 1929 y alberga mil 646 tumbas, así como el de Atasta de Serra de 13 mil 932 metros cuadrados, data de 1917 y tiene 3 mil 809 tumbas, donde no se puede llevar a cabo sepultura alguna.
Datos obtenidos a través del portal de transparencia del Ayuntamiento del Centro por parte del Sistema Informativo de Tabasco (SIT), da a conocer que los únicos panteones que cuentan aún con espacio suficiente para llevar a cabo un entierro son el ubicado en Sabina, creado en 1980 y con una superficie de 67 mil 502 metros cuadrados, donde se tiene una problemática por una concesión que se le dio a una empresa privada por parte de la administración municipal que encabezó Evaristo Hernández Cruz, así como el denominado “El arbolito” ubicado en la villa Ocuitzapotlán, creado en el año 2000 y cuenta con 11 mil 520 metros cuadrados.
Cabe mencionar que en lo que se refiere al Panteón de Sabina, por parte de la autoridad municipal, se ordenó que ese polígono ubicado a la entrada del panteón, junto a la avenida prolongación de avenida México, que ya no se utilizara para venderlo por lotes para nuevas tumbas.
El servicio supuestamente pretendía proponer, según el acta aprobada por el Cabildo, “un nuevo concepto funerario contemporáneo”, actualizando su imagen y aprovechando el espacio horizontal y vertical de su ubicación, mediante criptas verticales que permitan resguardar los restos mortales, bajo un costo de recuperación menor a los actuales servicios funerarios.
Los datos obtenidos por esta casa editorial señalan que en el caso del Panteón de Sabina, fue proyectado para tener una capacidad de siete mil 900 tumbas y actualmente tiene capacidad para 550 tumbas, mientras que en el caso de el panteón denominado el Arbolito, fue pensado para albergar 1700 tumbas y en la actualidad hay espacio para 70.
Cabe mencionar que actualmente, los espacios que aún quedan en los panteones tienen un costo de mil 227 pesos con 60 centavos con un diámetro de dos de largo por uno de ancho.
En otros lugares, tiene un precio promedio que ronda los 6,500 pesos, que incluye terreno, permiso de construcción, orden de inhumación, bóveda y título del predio, más los gastos con las funerarias. Uno de los administradores de panteones de la capital del Estado, expuso que ya nadie puede comprar por adelantado como medida de previsión, sino sólo se vende si es una urgencia, presentando el certificado de defunción. Tras pedir el anonimato, señaló que cuando se descontroló la pandemia en la entidad, habían veces que al día se realizaban de cinco a seis inhumaciones diarias, por lo que limitaron las ventas de los espacios.
Por ello, hoy en día, es difícil localizar un lugar donde inhumar tanto a quienes fallecen por covid-19, como por otros padecimientos, por la saturación de los cuatro panteones públicos municipales, teniendo en cuenta que en el Panteón de Sabina, es donde se cuenta con un poco más de lugares, para la construcción de tumbas.