Tacotalpa.- Oxolotán es una de las poblaciones más antiguas e importantes de Tacotalpa, fundada por la tribu zoque y donde inició la evangelización de lo que ahora se conoce como Tabasco, desde la construcción católica más antigua del territorio, consagrada a Santo Domingo de Guzmán.
La expansión de Oxolotán se dio a las márgenes de un brazo del Río de la Sierra, que recibe también el nombre del poblado al llegar a este punto, siendo caudaloso y misterioso por las historias pueblerinas ligadas a su presencia, como aquella de La Dueña del Río, que solía relatar un anciano de nombre Venustiano refiriéndose a las apariciones que la gente de su tiempo aseguraba ver.
Don Venustiano se mostraba escéptico con lo que sus amigos le contaban, pues pensaba que lo querían asustar para no ir a pescar al río por las noches, así que sin decirle a nadie que lo acompañaran a pescar decidió salir una noche de su casa en busca de peces, llegando hasta la orilla del río y se metió en el y al buen rato, cuando quiso regresar al punto de la orilla donde había dejado sus pertenencias vio a una mujer con un vestido blanco y lo que parecía un velo negro que le cubría el rostro, y los pies descalzos, sentada sobre una piedra muy cerca de sus cosas.
Deambulan almas en pena en Plantel 2
Conforme se acercaba don Venustiano intentaba reconocer a la mujer como alguna habitante del pueblo, así que se acercó y comenzó a hablarle escuchando solo sollozos por parte de la figura que estaba frente a él, lo que le causó perplejidad y temor en cada parte de su cuerpo, ya que pese al gran esfuerzo por cuestionarla ella no le respondía nada, por lo que a como pudo tomó sus cosas para huir del lugar en búsqueda de alguna autoridad rural para ayudar a la melancólica dama pero al avanzar y pensar en que debería insistir para averiguar su nombre se dio la vuelta y sorpresivamente ella había desaparecido.
El misterio creció al seguir escuchando el llanto de la mujer sin que su mirada pudiera hallarla en algún rincón de la orilla del río, por lo que decidió regresar a prisa a su vivienda donde contó lo sucedido a su mujer en medio de espasmos y frío, por lo que la esposa afligida salió en busca de una vieja curandera del pueblo para que lo ensalmara, pues don Venustiano ya no hablaba y la curandera tuvo que hacerle oraciones en dialecto, con ayuda de dos machetes, aguardiente y una rama de albahaca.
De acuerdo a lo relatado por la esposa de don Venustiano a la curandera, esta le respondió que lo que él había visto era a la Dueña del Rio y que cuando se aparecía era para llevarse a los hombres.
Desde entonces don Venustiano no volvió a ir a pescar al río durante la noche y ningún habitante del poblado se atrevió tampoco a hacerlo por temor a descubrir cierta esta aparición.