Grupos de depredadores en forma despiadada cazan la fauna exótica en extinción en el campo tabasqueño durante Cuaresma, al acercarse la Semana Santa.
Ante la nula intervención de la SEMARNAT y la PROFEPA para frenar la actividad ilícita, los cazadores arrasan a diestra y siniestra con las diversas especies para venderlas al mejor postor.
La caza de animales en peligro de extinción para lucrar en Cuaresma, va desde quelonios hasta venados. Las quemas agrícolas que realizan campesinos en la región están fuera de control en el campo y este factor ha contribuido al extermino y depredación de fauna protegida.
Las hicoteas son una de las especies más buscadas en el mercado ilegal para preparar platillos típicos de la región.
Al quemar los campos, los animales buscan sobrevivir y son capturados mediante trampas y hasta con armas de fuego ante la negligencia y nula intervención de las citadas dependencias federales.
Activistas y defensores del medio ambiente, como Marco Antonio Correa Montejo, hacen un llamado a las autoridades de la Procuraduría Federal para la Protección al Ambiente (Profepa) para que intervengan para frenar y sancionar con todo el peso de la Ley a los depredadores que poco a poco acaban y lucran vendiendo los animales entre 300, 500, 700, 800 y hasta 1,500 pesos. Entre las especies más comercializadas están las tortugas (hicoteas, guaos, pochitoques), también se han reportado casos de venta de iguanas.
El pijije habita en lagunas y pantanos de agua dulce.
Otras especies que son capturadas son el jueche o armadillo, venados, lagartos, tepezcuientles, aves como la correa, gaitan, chocolatera y pijije.
La chocolatera o espátula rosada es un ave en alto peligro de extinción que habita en manglares y pantanos.
La captura masiva y muerte de los animales alcanza poco más del sesenta por ciento, indicaron fuentes consultadas por los corresponsales de Grupo Presente Multimedios y en la temporada de Cuaresma y Semana Santa es cuando se incrementa la captura de los animales antes mencionados.
El armadillo es un animal muy particular que recibe diferentes nombres dependiendo la región: en Argentina se le conoce como quirquincho mientras que en Costa Rica como cuzuco y en Tabasco como jueche.
Ni el calor ni la lluvia detienen o es impedimento para que los cazadores continúen efectuando la masacre en el campo jonuteco.