En estos tiempos de contingencia, el caminar por la calle viendo personas con el rostro cubierto es sinónimo de seguridad, pues, debido a la contingencia sanitaria todos –sin excepción alguna- deben de portar un cubre bocas, donde el ingenio mexicano ha sobre pasado los límites y la variedad de diseños sin duda son infinitos.
Una herramientas a la que el ciudadano tiene que adaptarse es a utilizarlo a diario para no enfermarse, sobre todo en espacios confinados y de mayor circular de personas; aun cuando muchos ha dicho que... “el cubrirse boca y nariz no ayuda”.
Sin embargo, aún siguen existiendo personas que deambulan por las calles sin tener precaución alguna por las segregaciones corporales que emiten cada vez que estornudan o escupen en la vía pública, ya que se puede apreciar que por cada 20 ciudadanos, tres de ellos va sin protección sanitaria, secándose el sudor con la mano y dejando sus fluidos en las paredes y suelo.
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Aún hay quienes no creen que el Covid-19 existe, sin importarle que las estadísticas de la Secretaría de Salud ayer reportaron más de 300 casos en las últimas 24 horas, siendo el “pico más alto” de casos reportados en tres meses.
Esas personas, quizá pueden ser responsables de tanto contagios, quizá no, pero si se les puede orientar para que utilicen –no por ellos, si no para los demás—las medidas de higiene sanitarias que todos están tomando en cuenta, más cuando se ha puesto en marcha el regreso paulatino de la nueva normalidad, el cual indica que el 60 por ciento de la población que se resguardó por espacio de tres meses en su hogar, regresan a su actividad laboral.