La pasajera arribó en un vuelo procedente de Ámsterdam, Países Bajos, y pretendía ingresar a territorio nacional con nueve paquetes y frascos con droga, escondidos en una maleta de doble fondo, detectados durante una inspección a través de la máquina de rayos X.
Al vaciar la maleta, los paquetes y frascos no estaban a la vista, pero el peso del equipaje y la imagen en la máquina de rayos X delató su existencia.
Con el apoyo de un binomio canino de la Guardia Nacional se realizó una segunda supervisión. El perro entrenado dio la señal de positivo ante la presencia de alguna sustancia ilícita.
Los paquetes y envases fueron hallados en el doble fondo de la maleta. Las autoridades informaron que se trataba de polvo blanco con las características propias a la cocaína, con un peso promedio de 10 kilogramos.
A la pasajera, de origen británico, le fue leída la Cartilla de Derechos que Asisten a las Personas en Detención.