La noche anterior a su desaparición, John David Gosch, un niño de 12 años, discutió con Noreen, su madre. El muchacho pretendía ser lo suficientemente grande como para hacer el reparto de diarios por su barrio en soledad.
A la 1.30 de la madrugada, el teléfono sonó en la casa de los Gosch. John respondió, y Noreen escuchó sus palabras: "Sí, está bien, sí está bien, de acuerdo". Sin embargo, cuando Noreen le preguntó quién había llamado, él respondió que había sido un número equivocado.
- Cuando el domingo 5 sus padres se despertaron, Johnny ya no estaba. Nunca más lo vieron. Hace 41 años que lo buscan.
Era la primera vez en trece meses que había salido solo para llevar a cabo su tarea matutina en el suburbio de West Des Moines, en Iowa, Estados Unidos. Minutos antes de las 6 de la mañana, con sigilo, se marchó de su hogar.
El muchacho tenía cabello castaño, pecas salpicando su rostro y profundos ojos azules. Vestía una remera blanca con la inscripción "Kim´s Academy" en la espalda, pantalones de jogging, ojotas de goma azules y llevaba consigo una bolsa de diarios amarilla con una tira cruzada sobre su pecho. Su rutina consistía en unirse a otros niños para preparar los paquetes de periódicos y luego distribuirlos en la zona. Sin embargo, esa mañana sería diferente.
Un par de horas después, sus padres, Noreen y John, comenzaron a recibir llamadas de vecinos preocupados, que se quejaban de no haber recibido sus ejemplares. La pesadilla apenas comenzaba. Noreen se quedó en su casa para preparar el desayuno.
John salió en busca de su hijo. A pocas manzanas de su casa, hizo un descubrimiento angustiante: encontró abandonada en la acera la caja que Johnny había preparado con los diarios. Desesperado, corrió de regreso a su hogar gritando que Johnny no se encontraba en ninguna parte y le rogó a Noreen que llamara a la policía.
En ese momento, su madre recordó un incidente que sucedió en los días previos a la misteriosa desaparición. El 3 de septiembre, mientras asistían a un evento deportivo en la escuela, donde su hermano mayor iba a jugar, Johnny pidió permiso a su madre para comprar pochoclo. Bajó las gradas y fue abordado por un policía.
Su padre, que observaba la situación, descendió y le pidió a Johnny que se mantuviera a la vista cerca del campo de juego. Johnny obedeció, pero el policía volvió a acercarse para hablar con él. Después de esta segunda conversación, John llamó a su hijo y le preguntó sobre el encuentro. Johnny le respondió que el policía era muy amable y que cuando creciera, deseaba convertirse en un oficial.