El insólito sepelio fue la última voluntad de Adán Arana, fue enterrado en el interior de su camioneta, que recientemente le había regalado su hijo y poco pudo disfrutar por una enfermedad que padecía.
El hombre fue muy querido en el Puerto San Carlos, en Baja California Sur. En los últimos meses enfrentó problemas de salud y uno de sus hijos le había regalado recientemente un vehículo, el cual, a raíz de su enfermedad poco disfruto.
El hijo de Adán pidió cavar una fosa de gran tamaño, misma que fue construida por albañiles con cemento y block. El ataúd fue colocado en la cajuela del vehículo y se utilizó una grúa para bajar lentamente la unidad.
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