Habitantes de Villa Tamulté de las Sabanas, perteneciente a Centro, decidieron denunciar que, tras respetar la cuarentena para evitar la propagación del COVID-19, algunos sin empleo y otros, comerciantes, con ventas por los suelos, salieron sólo para darse cuenta que la delincuencia en la zona nunca paró, ha desaparecido su ganado y ha sido descuartizado en pleno terreno.
En entrevista con el delegado de Villa Tamulté de las Sabanas, el profesor Emilio Velázquez García, relató a esta casa editorial que ya en al menos tres ocasiones, habitantes han acudido a la delegación para interponer denuncias que en diversos terrenos del ejido José G. Asmitia, ubicado sobre la carretera federal Villahermosa-Frontera (desde el kilómetro 28 en adelante hasta antes de llegar a la ranchería El Espino) han encontrado reses destazadas y los cercos de alambre cortados.
Él como autoridad del lugar y los afectados ya realizaron denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE) pero no han visto solución alguna por lo que decidieron hacer pública la denuncia. Aseguraron que con las recomendaciones de permanecer en casa, los cuatreros aprovecharon que las parcelas estaban sin vigilancia para salir por la madrugada y cometer sus actos delictivos.
Aseguraron que antes al menos tres patrullas circulaban por la zona, pero ahora ya no lo hacen y al pedir ayuda a la SSPC, no obtuvieron respuesta favorable.
Algunos de los afectados arribaron a la delegación para mostrar cómo los delincuentes dejaban los restos de las vacas. El señor Rabelo Bautista Salvador, originario de la ranchería La Loma, platicó en lengua indígena Yokot’an, traducido por su compañero Víctor Gerónimo Cruz, que una mañana él llegó para ver las reses que tiene, llevándose la amarga sorpresa que una había sido descuartizada.
Don Rabelo pidió ayuda a las autoridades, pero no obtuvo respuesta, motivo por el que aseguró que él junto a varios propietarios, se van a organizar y “cazar” a estos abigeos y les harán lo mismo que ellos hicieron con sus animales.
El hijo del señor Rabelo indicó que los abigeos cortan los alambrados por la madrugada para introducirse y solamente descuartizan a los toros sementales más grandes y gordos de unos 7 años que tienen un valor entre los 30 y 40 mil pesos; a ellos les afecta ya que les cuesta años criar a los animales.
Son al menos 30 ejidatarios que crían reses en los alrededores y mientras no tengan vigilancia ellos estarán al pendiente de sus terrenos para evitar más robos.
El señor Víctor Gerónimo mostró documentos y evidencias de denuncias ante la FGE, pero hasta el momento no han tenido respuesta alguna ya que siempre les piden que lleven testigos.
“De dónde sacaremos testigos si estos desgraciados lo hacen a escondidas”, reveló asegurando que la poca vigilancia y la falta de casetas policíacas hacen más fácil el trabajo de los cuatreros.
Hasta el momento van seis animales sacrificados y destazados, por lo que esperan que las autoridades los escuchen y detengan a los delincuentes.