Turistas mexicanos comentan que en días pasados, mientras vacacionaban en Holanda, en la mesa del restaurante de un lujoso hotel en Ámsterdam dos paisanos sostenían una intensa charla. Uno de ellos era el expresidente Enrique Peña Nieto, y el otro, un prestigiado abogado. Los curiosos no pudieron enterarse del contenido de la plática. Quizá era sobre temas triviales o sobre los sitios turísticos holandeses. Aunque también podría ser que se tratara de una conversación sobre temas jurídicos. ¿Será que luego de los casos judiciales que enfrentan sus excolaboradores Emilio Lozoya, prófugo, y Rosario Robles, encarcelada, así como su amigo, el abogado Juan Collado, don Enrique ya siente cerca la lumbre y está buscando ponerse en las manos expertas de un abogado? Por si acaso, no sobra preparar una defensa jurídica, eso sí, desde un lujoso exilio.
El defensor del defensor del expresidente
Algunas señales que envía la 4T dan pistas sobre el proceso judicial en contra de Juan Collado, abogado del expresidente Enrique Peña Nieto. Desde la mañana del martes se difundió que el Quinto Tribunal Colegiado negó la libertad de Collado en el expediente 218/2019, por la probable responsabilidad en delincuencia organizada. En esa ruta legal, nos explican, don Juan seguirá en prisión oficiosa. Pero eso no es todo, nos comentan, porque las malas noticias continúan para el famoso litigante: el expediente legal señala que entre 2013 y 2015 se utilizaron varias personas, empresas y bancos para mover recursos de procedencia ilícita. Y aquí viene un elemento interesante para la Fiscalía General de la República e inquietante para la defensa del acusado: el nombre de “Antonio” como copartícipe.