- Un señor entrado en años, cabello plateado, camisa de manga larga, de cuadros, se cruza en el camino. Intercepta al candidato, quien camina por las calles de Ocuiltzapotlán. Va a su encuentro, se le planta, lo mira a los ojos y le suelta de sopetón: "Aquí usted no necesita carta de presentación, su trabajo lo tiene muy alto".
- Así recibe la gente a Javier May en el segundo día de campaña por la gubernatura en esa poblada villa del municipio de Centro. La gente lo abraza, lo saluda y él se deja querer. Se confirma lo que había dicho en el registro de su candidatura: el pueblo y la esperanza siempre han estado de lado del movimiento.
- El entusiasmo y la alegría brota por todas partes, por donde se pare el candidato en su caminar casa por casa, para en un diálogo circular, prometer lo que ha dicho en diferentes momentos y escenarios: "No les voy a fallar". El gentío lo acompaña en su recorrido por este lugar para decirle, cara a cara, a quienes lo reciben, por qué quiere ser gobernador y lo que hará cuando ocupe el cargo.
En el ambiente se percibe no solo el respaldo a sus aspiraciones, sino además que esta vez no se van a equivocar, que en esta ocasión el compromiso es en serio. Hablan el mismo idioma, manejan el mismo lenguaje.
A Javier lo ven como un político que inspira confianza, conocen su origen y saben que es un precursor del movimiento, que lleva muchos años defendiendo al pueblo.