Hace exactamente un año que declaraciones del entonces Secretario de Gobernación, hoy senador por Tabasco, Adán Augusto López Hernández, avivaron la discusión sobre la obligatoriedad de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), esto, luego de consideró que el fallo del máximo tribunal en materia de Derechos Humanos del continente era una falta de respeto al Estado Mexicano.
Desde entonces, el marco jurídico ha cambiado y todo el sistema de justicia mexicano también lo hará. Tras la polémica, se retiró la propuesta de reformar el artículo primero de la Constitución federal para eliminar el control de convencionalidad (que las normas y su aplicación sean conforme a la Convención Americana de Derechos Humanos y otros tratados internacionales en la materia). Los críticos señalaban que esto limitaría la protección a los derechos de los ciudadanos y que acercaría a México a los países dominados por dictaduras al alejarnos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
En cambio, la Ley de Amparo se reformó de modo tal que se eliminaron las suspensiones generales en el amparo contra normas. Antes, excepcionalmente, cuando en un amparo promovido contra cierta parte de una ley o norma general que podría llegar a considerarse inconstitucional, los jueces podían dictar que se suspendiera temporalmente su aplicación mientras se resolvía el asunto de la constitucionalidad a fondo, con la intención de proteger de manera general a los ciudadanos de posibles afectaciones. Desde el 15 de julio del año pasado, eso ya no puede ser así.
No obstante, estos cambios que se hicieron y se dejaron de hacer, palidecen en su trascendencia cuando se ponderan frente a la Reforma Judicial. Mientras el control de convencionalidad y la suspensión en el juicio de amparo son temas que podrían parecer de especialistas, todos los ciudadanos están convocados a elegir a los jueces, magistrados y ministros, así como integrantes de los tribunales disciplinarios (los que vigilarán que todos los anteriores trabajen bien).
La Reforma Judicial ha tenido problemas desde antes de que se aprobara. Podríamos extendernos en cuestiones de técnica legislativa, si se debatió suficiente o se tomaron en cuenta las propuestas vertidas en los foros, por no hablar de la avalancha de amparos, sentencias, desacatos, los tropiezos en los comités de evaluación, particularmente el de Poder Judicial. Pero todos estos temas son secundarios a la cuestión principal: la elección ha de llevarse a cabo y los ciudadanos tendrán, sí o sí, que formarse en estos temas para tomar decisiones.
La participación (o rechazo) de la ciudadanía es el punto álgido de la Reforma Judicial. Salvo su mejor opinión, la elección parece una maraña de complicaciones todavía muy alejada de la gente que todos los días tiene que trabajar para ganarse el sustento, cuando la jornada será en menos de cuatro meses, el primero de junio. Pero la elección apenas parece haber permeado entre la ciudadanía, si acaso, se mantienen atentos algunos abogados o trabajadores que desempeñan alguna función en el sistema de justicia.
Esto es preocupante porque no se trata de una jornada electoral como aquellas a las que estamos acostumbrados. Todo, los cargos, organización, campañas, casillas, boletas, absolutamente todo será muy distinto. A estas alturas, son pocos los ciudadanos enterados: en Tabasco, en la elección federal habrá que decidir entre al menos 363 candidaturas para elegir 9 ministros de la Suprema Corte, 5 integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, dos magistrados de Sala Superior, tres magistrados de Sala Regional, 19 magistrados de circuito y 18 jueces de distrito. En la elección local, se eligen 12 integrantes del Tribunal Superior de Justicia, 5 del Tribunal de Disciplina, así como 27 jueces en materia penal (de control, de juicio oral, del sistema tradicional, de justicia para adolescentes y de ejecución), 19 jueces de lo civil, 5 de lo laboral, tres de lo familiar y uno en materia mercantil de oralidad. ¿Acudirán los ciudadanos a la lección a sabiendas de qué es lo que hace cada uno o seguirán pensando estos como temas para especialistas?