Los problemas complejos requieren soluciones complejas, esta verdad obvia es una perogrullada que muchas veces resulta difícil de aceptar y digerir. La seguridad, uno de los problemas más urgentes tanto de Tabasco como del país es uno de esos problemas. Complejo por su raíz social, económica, histórica, hasta cultural. Vivimos una situación resultada de otras, de decisiones que se han tomado en el pasado, no nada más por parte de las personas en el poder sino de la idiosincrasia de los ciudadanos.
Por lógica, las soluciones simples no son soluciones. Si al caso, sirven como paliativos o podrían contribuir en alguna medida. ¿Mejora la seguridad porque se deje de vender alcohol a las once de la noche? Un poquito, tal vez. Nos ahorramos los pleitos de borrachos, las urgencias por machetazos al final de un six o un Tonayan. Pero no se evitan los asaltos y homicidios que son parte de un negocio lucrativo, que probablemente se llevan a cabo como parte de una estrategia más o menos burda o bien elaborada. Ojalá bastara prohibir totalmente la venta de alcohol para acabar con la delincuencia organizada. Hacerlo, solamente les abriría otro frente de negocios.
Los tabasqueños se han acostumbrado a la violencia, dicen unos. Yo veo que la gente se inquieta cuando han rondines de la Guardia Nacional en las noches, con más de una decena de elementos paseando por las calles oscuras, cargando sus armas largas con ambas manos, y no es todavía medianoche. Los escucho avisando que llegaron a una plaza, que hay mucho movimiento, que mejor nos retiremos temprano, aunque quede pendiente la función de cine.
¿Por qué ocurre ahora esta violencia que antes no? El gobernador Javier May ha dado una y otra vez la respuesta: "nosotros no pactamos". En esto, que es lo dicho, está implicado lo no explícitamente dicho, lo que puede inferirse. Que otros sí pactaron, que hubo un pacto. Roto este pacto, iniciadas las acciones de seguridad del gobierno, se da la respuesta violenta por parte de los grupos de delincuentes. Los que estaban establecidos, acaso protegidos, los que buscan establecerse, los que compiten, los que quieren entrar.
Tabasco es territorio en disputa porque aquí pasan rutas de migrantes, como en Chiapas, porque esta parte de México es una especie de cintura que conecta la península de Yucatán con el resto del país. Cualquier niño de primaria que vea un mapa puede notar esto, lo que cuesta trabajo es ponderar cuántos intereses cruzan por aquí. Porque por aquí también se desplazan mercancías por vía terrestre, cruzan líneas que transportan hidrocarburos, en fin. Para los delincuentes, un territorio que se controla son múltiples oportunidades de negocio, diversas formar de atracar.
No es muy pacífica la ilusión de que no pasa nada mientras no haya muertos en las calles porque, en primer lugar, hace varios años que es cosa de todos los días que aparezcan cuerpos de personas asesinadas violentamente. Es decir, esto no es de ahora, aunque sea ahora que muchos se vienen enterando. También resulta que esa aparente calma de la que veníamos era una en la que esos grupos tenían permiso de operar, mientras sus actividades no involucraran al ciudadano común y sus rastros se limitaran a las afueras de las rancherías, en caminos solos. Todo eso tenía un costo, el costo que pagan los que no se quieren enterar de lo que pasa es que de pronto no saben dónde están, qué pasa, ni cómo todo eso tiene qué ver con el hecho de que no encuentren un empleo o no traigan un billete en el bolsillo.
Es como dijo Cantinflas "estamos peor, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien, pero era mentira. No como ahora, que estamos mal, pero es verdad." Si hemos de admitir que tomó tiempo para que las cosas llegaran a estar así, no tiene sentido esperar que todo se solucione de la noche a la mañana. Las autoridades tienen que hacer su parte, si lo que hacen funciona y en qué medida, lo iremos viendo. Los ciudadanos tenemos también que hacer nuestra parte. No debemos cometer el mismo error de ver y callar lo que pasa, o de pretender que no pasa nada, que el problema no existe. Hay que estar pendientes, vigilar y denunciar.